Marco A. Hierro/ Fotogalería: Luis Sánchez Olmedo
La localidad madrileña de Colmenar Viejo celebraba, este martes, la cuarta de su feria taurina, un festejo en el que Diego Urdiales, Miguel Ángel Perera y Daniel Luque trenzaban el paseíllo con una corrida de Zacarías Moreno.
La excelsa clase de Urdiales se une a la del abreplaza para componer una sinfonía de toreo
Una divina pintura fue el primero de Zacarías, arremangado de astas, reunido de carnes en sus casi seis quintales y con metro y medio de cuello para humillar. Y con Diego Urdiales delante para dejarle el percal en el morro y lancear a la verónica despacio, con cadencia, ganando el paso hasta los medios, esperando mucho la llegada y despidiendo detrás del talle. En el saludo y el el quite, y en ambas ocasiones pegó tres lances más de la cuenta de puro engolosinado que estaba el de Arnedo. Con la muleta se desempeñó al ralentí en ademanes y trazos, siempre citando sin toque, con la sutilidad de un estilista que no precisa de azuquiquis. Despacio lo hizo todo, aprovechando la tremenda calidad del de Zacarías, entregado en su excelsa clase. Una estocada hasta las cintas, entrando despacio pero contundente, le dio las dos orejas al torero y la vuelta al ruedo al toro.
Un Perera impecable no encuentra enemigo en el segundo
El sobrero, también de Zacarías Moreno, era un zambombo de abierta arboladura que se fue sin clase ni fe detrás del capote de Perera en el suave saludo a la verónica. No tuvo su día Doblado con la puya, y hubo que mimarlo mucho en la lidia, como lo hizo Javier Ambel, para que no se desinteresase por los cites. Y ese afán tuvo después Perera con la muleta, con la que tuvo que desplegar conocimientos y sitio para hilvanar una faena que no cogió vuelo, pero que tampoco está al alcance de cualquiera por la tremenda dificultad técnica de estar corrigiendo constantemente los malos vicios del de Zacarías. Y no se descompuso el extremeño, no pareció sudar la camiseta siquiera, dado su enorme poder, pero faltó lo que debe poner el toro para que llegasen los premios. Porque incluso la estocada fue de libro, tal vez un pelín trasera, pero faltó enemigo para pasar de la ovación.
El inválido tercero deja sin opciones a un avezado Daniel Luque
El castaño tercero, una pintura de toro, salió con más codicia que ritmo en el capote de Daniel Luque, que no tuvo mas opción que torear para el animal y dejar una media que no le terminó de sacar la espinita de no estirarse en el saludo. Pero es que había que jugar muy bien con las alturas para mantenerlo en pie, y aún así no había garantías. Afortunadamente, porque el toro hubiera sido de pasar un ratito con un poco más de poder y un torero con menos pases pegaos. Por eso se lo quitó de en medio Luque para escuchar silencio.
Urdiales corta la tercera oreja en apuesta por la clase
El castaño que hizo cuarto era un poco más alto, pero también más fino de cabos, serio de expresión y arremangado de cuerna. Embistió sin mucho afán en el saludo capotero de Urdiales, que decidió cuidar la escasa condición del animal de cara a la pañosa. Porque tenía preparada la traca final de su gran tarde colmenareña, rascando mucho el fondo del toro para hacer oro su calidad. Con doblones imperiosos primero, imponiendo su gobierno y su ley a un animal que se vio superado por la precisión de Diego para tocar sin tocar, por la facilidad muletera de un arnedano al que el toreo le fluye tan natural que no suele fallar en las lidias. Fue la serena y profunda estética de Diego la que dejó instantes especiales en la faena, coronada por una estocada contraria que sólo dio para una oreja.
El compendio de virtudes de Perera pasea una oreja del quinto y el palco se queda otra
Lo de Miguel Ángel Perera con el quinto fue todo suavidad desde el saludo a oa verónica con que se lo fue sacando a los medios. No hubo prisa ni urgencia, solo suavidad. También en el quite por chicuelinas, cada vez más ceñidas, hasta rematar con una media a pies juntos de verdadera orfebrería. Como los dos pares de banderillas que le sopló Javier Ambel, obligado a saludar, o la lidia de Curro Javier, muy ovacionada. Todo iba en son de triunfo. Por eso quiso seguir Perera en aire de faena grande, con muletazos por ambos pitones sin mover los pies que coronó con un circular que terminó siendo un cambio de mano en cámara lenta. Sublime el extremeño, que ya tenía en la mano la calidad que derrochaba el de Zacarías Moreno. Y con ella se empeñó en demostrar que se puede echar el vuelo sin que nadie salvo el toro vea el toque, y luego trazar a dos dedos del morro como si aquello fuese lo más sencillo que hay en este mundo. Enorme al natural el extremeño, dejando una ligera pausa entre muletazo y muletazo para lograr algo parecido a la ligazón que necesitaba y no le daba el de Zacarías. Fue un prodigio de facilidad y un cañón con el estoque que tiró sin puntilla al animal. Pero no atendió el palco la petición de doble trofeo y en oreja quedó el premio.
La espada se lleva el premio al valor templado de Luque con el sexto
Al sexto, de buena hechura, le pesaron en exceso sus 655 kilos y la voltereta que se pegó al salir del caballo. Antes había embestido com mucho ritmo en un brillante saludo capotero de Daniel Luque, que salió sin probaturas a soltarle las manos a la verónica y ganarle el paso para variar el remate con chicuelinas, media y larga, con remate a una mano. Sensacional. También lo fue el tercio de banderillas que firmó Juan Contreras, pero aún más el inicio de Luque con el riñón metido. Pronto y en la mano, que decía el maestro Robles. Pero quizá era demasiado pronto, y una par de veces que soltó el tornillazo para tocar la tela le agriaron la intención. Por eso tuvo que basar Luque la faena en la mano izquierda por lo civil y en las cercanías, con el toro empujando y amenazando arrollar, por lo criminal. Aún le quedaban manoletinas para completar el trasteo, pero con el toro muy vivo y amenazando hule. Soberbio el valor del sevillano. Pero pinchó varias veces el triunfo y tuvo que conformarse con una ovación de despedida.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Colmenar Viejo, Madrid. Cuarta de feria. Corrida de toros. Unas 2.500 personas en los tendidos.
Toros de Zacarías Moreno, de gran clase, entrega y celo el gran primero, premiado con la vuelta al ruedo; deslucido y sin clase ni entrega el segundo bis; de movilidad sin celo y la raza justa el manejable cuarto; de gran calidad y fuelle justo el buen quinto, ovacionado; con transmisión y poder el grandón sexto, exigente.
Diego Urdiales, dos orejas y oreja.
Miguel Ángel Perera, ovación y oreja.
Daniel Luque, ovación y ovación.