JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Jesús Enrique Colombo por fin se quitó la
espinita y pudo cortar una merecida oreja el pasado domingo en Madrid. La misma
que le robó el palco durante la pasada Feria de San Isidro. Caló su toreo en el
primer escenario taurómaco del orbe y destacó en una tarde marcada por el luto
por el fallecimiento horas antes de Iván Fandiño. Esto nos cuenta el joven en
las horas posteriores a esa gran faena en Madrid.
Al fin llegó la oreja, Jesús…
Estoy
un poco triste por la partida del maestro pero había que afrontarlo
profesionalmente y tenía que ser una gran tarde. Sucedió. A mi segundo toro le
pude cortar esa oreja y estoy feliz de ese triunfo.
Debió llegar en San Isidro, pero diste de
forma doble y a la segunda llegó el fruto.
Era
ratificar lo que había hecho. Muchas veces hay que ratificar las cosas que
pasan y muchas veces también las casualidades no existen, sino que es
sacrificio: tengo que demostrar que quiero ser torero, que quiero evolucionar y
que quiero estar ahí. El domingo fue un día importante para ello.
¿Con qué momento te quedas de toda la tarde?
Con el
de tener ya la oreja en la mano. Es un premio que lo deseas, deseas que llegue,
y es un momento muy bonito.
Y el orgullo de tus paisanos venezolanos
porque ven que tienen torero.
Están felices,
porque un torero extranjero que triunfa en Madrid siempre es una gran noticia.
Para ellos es algo muy importante. Fue bonito tener la oportunidad de demostrarlo
y de seguir creciendo en esta profesión.
¿Qué próximas citas te anuncian?
Ahora
viajo a México, pues toreo el 1 de julio en Cinco Villas, y después empiezo en
Pamplona, después Santander, y dos o tres novilladas entre julio y agosto, como
Béziers, Gijón o Dax, Hay festejos muy importantes en los que hay que dar la
cara.