LA CRÓNICA DE VALENCIA

Comerse el mundo


sábado 14 marzo, 2015

Comerse el mundo es el pan diario del que sobrevive la emoción en el toreo. El faenón de Morante, la técnica impoluta de Julián o el regusto joven que Luque lleva dentro salieron arreando esta tarde

Comerse el mundo es el pan diario del que sobrevive la emoción en el toreo. El faenón de Morante, la técnica impoluta de Julián o el regusto joven que Luque lleva dentro salieron arreando esta tarde

Comerse el mundo es el pan diario del que sobrevive la
emoción en el toreo. Comerse el mundo es
comerse una corrida que, sin ser mala, tampoco fue buena. Comerse el mundo es
saber que la capacidad que atesoras puede y debe levantar una tarde que depende
de tu actitud.
Comerse el mundo es imponerse a un cuarto que pedía los
papeles y al que Morante se ciñó; comerse el mundo es saber que no hay materia
pero que, a ese limbo, se le puede arrancar una oreja como hizo Julián; comerse
el mundo es saberse ya en casa, como Luque, e intentar llegar a figura por el
camino de la gracia. Eso es comerse el mundo.

Comerse el mundo es
brindar a un toro desde el tercio aun a sabiendas de que, en boca de toda la
plaza, no está ni el toro, ni los lances ni siquiera esa media eterna con la
que enmudeciste a Valencia en Fallas
. En boca de todos estaba que Morante,
el que nunca brinda, estaba brindando la muerte a la vida de Valencia. Y estaba
apostando. Eso es comerse el mundo. Quedó inédito José Antonio en el recibo
capotero del abreplaza. La gran lidia ofrecida por Carretero fue la clave para
que, tras tres puyazos y ponerlo difícil a los de plata en banderillas, Morante
le iniciara faena y el astado tuviera aún carbón que quemar. La tomó bien por
el derecho en el primer envite en redondo, justo en el tercio, para que Morante
fuera cambiando el terreno posteriormente. Había que estar sereno en su cara,
por sus amagos escarbadores y por la falta de clase en este inicio. Fue sacando
guasa el animal, y Morante, con gesto inconforme durante toda la faena, optó
por ir presto a por los aceros.

No fue lucido el recibo al cuarto: lo excelso llegó en el quite, improvisado, a la verónica, dejando una
media de cartel recordando a la de Sevilla
. Tras brindar al público en el
mismo tercio, comenzó faena por ayudados. Dos series pro el derecho llegaron a
l tendido, arrancando olés eternos. Se coló un afarolado. A partir de ese
momento, la plaza se sumió en un ambiente de gozo ante la faena sublime del
sevillano. Gozo, ralentí y despaciosidad del sevillano, en naturales de
ensueño, derechazos hundidos y pases de las flores que encendieron las Fallas.
Pinchó en la primera ocasión, pero enterró el acero hasta la bola, lo que le
valió una oreja de peso.

Comerse el mundo es bailarle
a la misma muerte como hizo Julián ante un inconforme quinto. Le bailó a base
de técnica y, en ese baile de prioridades, le arrancó una oreja. Arrancada,
oiga.
Con mucha facilidad lanceó de salida al tercero, dejando un ramillete
de verónicas de regusto que puso de acuerdo al tendido. Acercó posteriormente
el toro al caballo galleando por chicuelinas, para quitar tras dos varas
medidas de Juan Francisco Peña pro cordobinas. Tras brindar al respetable, inició
trasteo a pies juntos al hilo de tablas, para que después la tomara bien el
astado con la diestra. A partir de el ecuador del trasteo, le costaba
transmitir al toro, mostrándose soso y sin gasolina entre las ganas del de
Gerena. Se impuso al rajado por luquecinas, tirando el estoque y levantando el
tendido en el epílogo muleteril.

Mucho gusto imprimió también Luque en el recibo capotero del
último toro de la tarde, doblando la rodilla y rematando el ramillete
veroniquil con mucha torería por bajo. Tras un susto de su picador Carioca, que
se quedó a la altura del astado por caída del jaco, prosiguió Luque con su
recital capotero para quitar por chicuelinas con el compás abierto y la mano
bajísima. No perdió la atención del público tampoco el tercio de banderillas
con un gran Antonio Chacón a los mandos, para un inicio muleteril después de
Luque por derechazos que llegó con facilidad. Le faltaba gracia y fondo a la
embestida del de Del Río, pero no desistió Luque por la misma mano, ganando
terreno y entregando la moral que el invierno ha sembrado en su interior.
Valencia quiere a Luque por su historial en la Calle de Xátiva, y eso s notó
especialmente a partir del ecuador del trasteo, cuando el tendido animó a un
Luque venido arriba ante la cuesta abajo del comportamiento del astado. Al natural no decía nada el astado. Tras las
luquecinas, dejó un metisaca y una estocada que hizo rodar al toro.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valencia. Segunda de la Feria de Fallas. Corrida de toros. Casi lleno.

Seis toros de Victoriano del Río, 1º rajado, 2º a menos, 3º con calidad, 4º con motor y calidad, 5º desagradecido, 6º deslucido.

José Antonio «Morante de la Puebla«,de burdeos y oro, pitos y oreja.

Julián López «El Juli», de celeste y oro, ovación y oreja.

Daniel Luque, de grana y oro, oreja y palmas.