Hace unos días publicábamos una noticia sobre el asentamiento en tierras de Talavera de la Reina y Mejorada de una vacada de bravo con sangre Barcial y Sánchez Cobaleda, un proyecto ganadero que encabeza Héctor Guerrero García, un apasionado del toro bravo que apostó meses antes de la llegada de la pandemia por la adquisición de unas 50 vacas y un semental a la ganadería salmantina de Barcial. Un tipo de toro que le llenaba como aficionado y por el que siempre había sentido especial predilección.
Un tiempo después llamaría a la puerta de Dª María José Majeroni Sánchez-Cobaleda para adquirir una pequeña punta de añojas y eralas (encaste adquirido en 1928 por Arturo Sánchez-Cobaleda a D. Francisco Villar) como bien detalla el ganadero en el programa Torista de Francia. Con el paso de tiempo la vacada fue aumentando hasta llegar a tener unas 60 vacas madres (algunas de ellas eralas aprobadas en la propia ganadería), pese a ello en esta casa ganadería tenían la inquietud por buscar líneas que le faltaban y cerrar así el círculo.
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En julio de 2024 surge la oportunidad de comprar el 50% de la ganadería propiedad de Paco Galache, una ganadería señera del campo bravo que ponía a la venta 120 vacas de vientre y algunos machos a dividir entre Domingo Pérez Hernández -que posee el hierro de Vega de Algodor- y Héctor Guerrero. Según palabras del ganadero salmantino: “Yo adquirí 80 vacas de vientre y algunos sementales (novillos) que tendrán como destino las vacas. Por su parte, Héctor Guerrero ha comprado 40 animales entre eralas y añojas para su propia ganadería”.
Oportunidad que ambos ganaderos no quisieron dejar pasar para ampliar ese banco genético que ya pastaba en sus respectivas fincas. Un tipo de animal bajito de cruz, corto de manos, badanudo, algo cilíndrico y serio por delante. La variedad de capas es otro factor importante en la particularidad de esta sangre (cruce Veragua y Santa Coloma), existiendo animales berrendos en colorao, en negro e incluso en cárdeno, amén de otros con un pelaje más uniforme y accidentes muy característicos en este encaste (luceros, coleteros, calceteros, bragaos, meanos…)
Con la compra de este hato de vacas y de varios machos se recuperaron líneas y familias que no tenían en posesión ambos ganaderos. La vacada de Héctor Guerrero se hacía con esas citadas 40 hembras entre eralas y añojas, un tesoro genético de incalculable valor que ya cuidan con mimo en esta casa ganadera. “En casa siempre nos han gustado las cosas difíciles, no me veía comprando una ganadería con un encaste más comercial, creo que era el momento de apostar por este tipo de toro” declaró en un reportaje emitido en CMMedia.
“Su manejo en el campo es complicado, hay que hacerle las cosas siempre despacio y con mucho temple, no te permite tener fallos”explicaba el ganadero manchego. “La idea es ir aprendiendo poco a poco, mi idea es lidiar primero sin caballos e ir retentando vacas y quemando machos para sacar sementales y palpar así el momento de la ganadería. Aquí los pasos deben ser cortos, de nada vale correr más de la cuenta” volvía a recalcar en dicha entrevista.
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