Concha y Sierra es una divisa que en 1873 don Fernando de la Concha y Sierra formó con reses de Taviel de Andrade y de Castrillón. Se trata de una ganadería que ha pasado por varias manos tras salir de la familia: José Luis Martín Berrocal, Miguel Báez Espuny, José Luis García Palacios y Jean Luc Couturier, el cual se la vendió el pasado año a José María López. Una historia en la que la consanguinidad ha sido uno de los problemas más grandes que ha tenido una vacada que, desde hace unas temporadas, intentaban recuperar los ganaderos que precedieron a José María.
La ganadería de Concha y Sierra pasta en la finca El Maquilón, ubicada en la localidad alcarreña de Almoguera. Sin duda, un nuevo cambio en una de las casas ganaderas más especiales del campo bravo. Una divisa que sin duda forma parte de la historia del campo bravo español y en su última etapa del francés. Hierro que con los años fue perdiendo protagonismo en las ferias, quedando un reducto para los festejos populares y festejos en la vecina Francia.
El toro «vazqueño» toma su nombre del apellido del ganadero de Utrera Gregorio Vázquez y, fundamentalmente, del de su hijo, el que fuera excelente criador de toros, Vicente José Vázquez, capaz de crear a finales del siglo XVIII una vacada que llegó a ser referente histórico. La sangre vazqueña es, básicamente, producto de una mezcla de sangre Cabrera con sangre Vistahermosa, las dos ramas fundamentales de ganado de lidia.
Hoy tenemos la posibilidad de conocer esta ganadería de manos del objetivo de nuestro compañero Pablo Ramos, el cual pondrá al servicio de todos los aficionados imágenes de una ganadería que forma parte de nuestra historia. Una ganadería que tiene para este año dos compromisos de importancia tanto en el desafío ganadero de este sábado en la Copa Chenel como en octubre con otro festejo del mismo formato.
«El año que viene podré tener otros quince toros, unas dos corridas de toros aproximadamente; menos un año que no lidiaré -de aquí a cuatro años-, tengo toros para los próximos años. Luego podré lidiar algún cinqueño también» nos contaba su ganadero a pie de cercado. «Para esta temporada, los animales están preciosos, cuidados, han mejorado en aspecto y en todo«, sin duda todo pinta bien para una ganadería que abandonó las tierras del sur de Francia por estas de Guadalajara, un cambio de aires que llevará a este hierro por un nuevo camino.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS