Corría el mes de octubre del 2021, tiempos donde la pandemia aún mostraba toda su fuerza pese a tener inmunizados a gran parte de la sociedad. Veníamos de un 2020 desolador y una 2021 marcado por las restricciones. El campo bravo se desangraba por las graves pérdidas derivadas de dos temporadas con una alarmante bajada de festejos con relación a 2019. Por tanto, era un otoño donde todo ganadero no quería hacer dispendios y sí reorganizar sus explotaciones ganaderas.
Pero pese a los consejos que no animaban a soltar alegremente el parné, José María López se echaba al monte y adquiría la legendaria ganadería de Concha y Sierra, vacada que años atrás había salido de las manos de la familia García Palacios rumbo a Francia. Una compra realizada a Jean Luc Couturier, el cual había mantenido viva a esta divisa durante los 10 años que la tuvo en sus manos. Por lo tanto, las reses de rama Vazqueña volvía a España tras su periplo en tierras galas.
Las reses partieron desde el corazón de la Camarga en Arlés hasta tierras alcarreñas de Almoguera, allí, en la finca El Maquilón comenzaba un nuevo proyecto ganadero que tras los resultados del pasado año invitan al optimismo. Un ganadero que recibió hace pocos días la llamada de Rosario Pérez, una de las cabezas visibles del periódico ABC en temática taurina. “A su reto de criar los de Concha y Sierra (“tengo una corrida muy buena que vale para Madrid”) se suma su “sueño de los “santacolomas” adquiridos a la familia Buendía”, se podía leer en este medio de tirada nacional.
El que fuera torero y ahora ganadero de reses bravas posee un tesoro genético, una de esas joyas que deberían ser protegidas al estar en peligro de extinción. Como le pasa a otras sangres como Cuadri, Pablo Romero o Miura, el hierro de Concha y Sierra debería tener dicha calificación, de lo contrario el perder esta sangre, como ya hicimos años atrás con otras, sería un crimen fatal contra el patrimonio genético de nuestro país. Sin duda lo realizado por José María, primero con Concha y Sierra y ahora con Hernández Pla, es para quitarse el sombrero.
José María López, ganadero de Concha y Sierra, en ABC: «En los próximos días va a venir Florito»
¿Vale la pena tanto sacrificio?
Los sueños no tienen precio. Lo volvería a hacer. ¿Sabe qué me impulsó definitivamente a comprar lo de Concha y Sierra?
Adelante, cuente.
Hay un manuscrito del siglo XIX de Celsa de Fonfrede, la mujer de Fernando de la Concha y Sierra, en el que pide a los aficionados que mantengan su ganadería para que nunca acabe en el matadero. Yo no podía consentir que eso pasara con la casta vazqueña
Otrora era muy apetecida por las figuras.
La mataron toreros como Joselito, Manolete y Juan Belmonte, que cuentan que se quitaba el sombrero cuando pasaba por la casa de la ganadera.
De Concha y Sierra, ¿tiene toros para plazas de primera?
Sí, tengo una corrida muy buena, preciosa.
¿Se ha puesto en contacto la empresa de Las Ventas con usted?
En los próximos días va a venir Florito, quizá para algún desafío. Ojalá pueda ser, porque los toros valen.