CAMPO BRAVO

Los problemas en los toros por los que algunos ganaderos de bravo rechazan correr sus animales


sábado 14 enero, 2023

La pregunta de si es bueno o malo que los toros bravos corran en las ganaderías se la hacen muchos ganaderos por los problemas que puede derivar.

Toros Corriendo
Toros corriendo en el campo. © Pablo Ramos

Con el paso de los años, muchos ganaderos han modificado esa opinión que tenían años atrás. El toro bravo siempre ha sido un animal muy delicado y cualquier fallo en su alimentación o manejo podían acusarlo luego en la lidia en la plaza, por ello se decidía ser conservador en ciertos aspectos. Allá por los años 80, dos ganaderos como Álvaro y Juan Pedro Domecq empezaron a correr a los toros, se dieron cuenta que estos debían de ser unos atletas para luego no acusar el esfuerzo de la plaza. Innovaron en el llamado toródromo, un lugar donde los animales podían hacer ejercicio y coger fondo.

Pero existían inconvenientes, el animal bravo debía correr por un lugar donde sus pezuñas no sufrieran, de ahí que Juan Pedro decidiera hacer un corredero e implantar un nuevo piso de arena como la de los hipódromos; así el toro no sufriría con el barro del invierno y la dureza del verano. Con el paso de los años se han ido perfeccionando estas prácticas, pero todavía hay algunos ganaderos que aun tomando buena nota de ello no les gusta correr a los animales.

Como contábamos en las líneas superiores, hay ganaderos que no comparten el acto de correr los toros: no les gusta porque los astados se pueden aspear, lesionar, o incluso morir por algún problema derivado del ejercicio. Estos ganaderos son más de pasearlos a su aire, no apretarles, que el animal vaya cogiendo fondo más poco a poco, sin apretarlo en demasía y evitar que coja «manías» y querencias -hay quien ha relacionado incluso correr los toros con problemas cardíacos en los animales, aunque no es algo que tenga base científica ni está demostrado-. Sin duda son diferentes opiniones según la visión del ganadero.

En los últimos años, también hubo cambios en temas alimenticios: si el toro es un atleta, debe comer como tal, evitando en cierto modo las grasas para darle mayo proteína y evitando que se alimente como un animal de cebadero para hacerlo como un animal dotado para superar cualquier prueba física. Los nutricionistas ya han pasado a formar parte de muchas ganaderías con el fin de regular el alimento de los animales de cara a la lidia.

Casi igual ocurrió con las fundas: muchos ganaderos lo veían como algo que afectaría al toro, evitaría bajas, pero obligaría a tener que «manosear» demasiado al animal y pasarlo varias veces por los corrales, algo que no les hacía mucha gracia. Con el paso del tiempo casi la totalidad de los criadores de bravo han decidido ponerlas, ya que se han dado cuanta que beneficia más que perjudica. Sin embargo, hay ganaderos que siguen sin ponerlas, así como otros únicamente se las colocan a ciertos toros y no a toda la camada.

Estos cambios poco a poco se han ido dando en las ganaderías de bravo, unos derivados por una mejora sustancial y otros por la inercia de otros compañeros. Sea como fuere, cada ganadero sabe que le conviene más a sus animales por su comportamiento diario o por la orografía del terreno. Lo que sí está clara es la evolución que ha sufrido el toro de lidia en tema de manejo y alimentación, algo que le ayudó a dejar atrás esos años de caídas continuas y problemas en los pitones.