A CONTRAQUERENCIA

Criterios


lunes 22 mayo, 2017

Hace unos días, desde esta cotraquerencia hablé de la negativa a El Fandi a poner un cuarto par de banderillas a su toro...

Hace unos días, desde esta cotraquerencia hablé de la negativa a El Fandi a poner un cuarto par de banderillas a su toro...

DAVID JARAMILLO

Vaya
por delante que no creo que deba ser fácil sentarse en un palco a mantener el
buen rumbo y el prestigio de una plaza como la de Madrid, y mucho menos cuando
hay otros casi veinticuatro mil que nunca se ponen de acuerdo y tratan de
imponer su criterio al de los demás. Y por supuesto que, como cualquier humano
puede errar, el problema es cuando hay dos asesores que deberían poner blanco
sobre negro y aun así el criterio parece divagar sin rumbo.

Hace
unos días, desde esta cotraquerencia hablé de la negativa a El Fandi a poner un
cuarto par de banderillas a su toro, buscando el lucimiento y en favor del
espectáculo. Igual que otra negativa, poco tiempo después, esta vez en sentido
contrario, en cambiar el segundo tercio cuando el peligro para los de plata era
evidente y daba igual el número de banderillas que tenía en el lomo el manso,
ahí tenía que prevalecer la seguridad de los hombres. En ambas situaciones
faltó un poco de sentido común, nada más para que el espectáculo tuviera
mejores garantías para todos y, no me cabe la menor duda, que el prestigio de
la plaza no se vería afectado. En su defensa, el reglamento, que se hizo
cumplir a rajatabla ignorando el óptimo desarrollo de la corrida. Y si vamos a
estar tan pegados al reglamento, ¿entonces por qué no asomó el pañuelo para
conceder la oreja pedida a Jesús Enrique Colombo? Otra cosa es que, como
aficionado, se valore lo sucedido en el ruedo y se esté de acuerdo o no con el
trofeo pedido, pero creo que no hay duda en que hoy hubo mayoría de pañuelos
blancos (también es verdad que si los que chillan para pedir la oreja sacaran
sus pañuelos, las dudas se despejarían) y el trofeo debió concederse. Mucho
más, si valoramos que en tardes anteriores se han entregado orejas con
peticiones menores. ¿Dónde está el criterio? Es para hacérselo mirar. Y esto
sin entrar en temas ganaderos, que también tiene tanto de largo como de ancho.

Pero si
el presidente carga con una responsabilidad como esta, también la tiene el
aficionado. Y hablo de todos, desde el que porta su predispuesto pañuelo verde
en el bolsillo, hasta el que lo aplaude todo, incluso por desagravio. La
seriedad de esta plaza está en el toro, por supuesto, pero también en su
público. Madrid se supone una plaza de gente entendida, aunque muchas veces el
respeto por los hombres que se juegan la vida brille por su ausencia. Siempre
se puede protestar, por supuesto, pero hay formas y momentos para hacerlo.
Igual que hay que saber valorar lo que sucede abajo y no vale todo para otorgar
un trofeo. Ahí también hay que tener criterio.