LA CRÓNICA DEL ENCIERRO

Los de Fuente Ymbro vuelan sobre Pamplona en un masificado encierro de San Fermín para ser lunes


lunes 10 julio, 2023

La veloz carrera de los toros de Ricardo Gallardo arrojan un balance de hasta diez heridos en una carrera de dos minutos y 21 segundos

Cuarto Encierro 2023 Fuente Ymbro Luis (1)
La manada llegando a la plaza de toros de Pamplona © Luis Sánchez Olmedo

Cuando los toros de Ricardo Gallardo entraban en los chiqueros de la plaza de toros, dos minutos y veintiún segundos después de que sonase el cohete, habían pasado muchas, pero muchas cosas en un recorrido con una afluencia similar a la de los fines de semana, extraño para ser lunes. Pero lo cierto es que hubo verdaderas peleas por intentar ‘pillar pitón’ de una manada que prácticamenete volaba casi desde la Cuesta de Santo Domingo.

Pero es que al llegar a Mercaderes ya hubo un castaño de Fuente Ymbro que decidió tomar la delantera con respecto a los bueyes y otros cuatro toros decidieron irse detrás, demostrando que sirve -y mucho- el corredero que Ricardo Gallardo utiliza en su finca para mover a los toros. Hasta diez traslados al hospital Universitario de Navarra se produjeron en el encierro, pero ninguno por asta de toro. Algunos igual lo hubieran preferido.

Traumatismos severos debidos a la masificación

Porque el corredor -veterano ya- que resultó volteado nada más encarar la manada la calle Estafeta, giró sobre un pitón de forma espectacular y cayó al suelo de forma muy fea. Igual que otro mozo, vestido de lila, que sufrió el empellón de un toro un poco más adelante, cayó al suelo y fueron pasando sobre él todos los demás; y, por supuesto, se fue llevando ‘regalitos’ en forma de pisotones y patadas durante un rato que le debíó parecer eterno.

Y eso que, pese a la velocidad, ninguno de los toros se salió de la trazada lógica de la carrera, donde hubo agarrones, tirones y empujones para intentar aguantar un poco más en el recorrido de una carrera que parecía desbocada y que cuando llegó al tramo de Telefónica fue viendo cómo numerosos corredores eran sorprendidos por cuatro toros que se iban por delante a gran velocidad. Eso sí; con una nobleza infinita que provocó que casi no se produjera ni un mísero derrote durante todo el recorrido.

Por eso fueron las patadas, los empujones y los agarrones propios de la masificación los que produjeron la mayoría de percances que se vivieron en un emocionante encierro en el que el Patrón, San Fermín, tuvo que emplearse un poco más con su capotillo.