En el campo bravo son muchas las cosas que ocurren en torno al toro, de ahí que, como nos cuentan los mayorales, hay que revisarlos a diario. Dentro de las situaciones que nos podemos encontrar en la ganadería, son las heridas por peleas, auténticas cornadas que no siempre son fáciles de ver. Rescatamos un reportaje del programa Extremadura Tierra de Toros donde conocemos la historia de ‘Jornalero’, un toro cinqueño de la ganadería extremeña de José Luis Marca.
A simple vista parece que es un puntazo por una pelea en la paleta derecha, ya que al tener fundas, las peleas son más peligrosas, pudiendo producirse una cornada en cualquier momento. Si bien es cierto que con las fundas las bajas son menores, cuando se produce una pelea la fuerza del golpeo puede romper huesos e incluso producirle hernias que obligue a la rápida intervención para salvar al animal.
Una vez que los veterinarios están en la finca se dan cuenta de la gravedad de lo sucedido, de ahí que opten por dormir al animal para trabajar más tranquilos. Como ya contamos en varias ocasiones, el cambio de tiempo provoca que salten chispas en los cercados, produciéndose peleas entre los animales de la camada. Las recientes lluvias han mejorado el aspecto de la dehesa, pero han provocado que los animales empiecen a darse la cara.
Para dormir al toro los veterinarios optan por sedarlo desde el coche con un tranquilizante, todo hay que hacerlo despacio, de lo contrario el toro tendrá una reacción contraria a la que se busca y no se le conseguirá dormir. Tiene toda la paletilla inflamada, habiendo en la misma un gran número de larvas de mosca junto a la cornada, algo a lo que en el campo llama como “Cocos”. Tras una primera inspección se decide abrir la herida al detectar varias trayectorias.
Sin duda, la experiencia y el conocimiento de los veterinarios evitó males mayores. La herida no podrá ser cosida, ya que es de bastante tiempo atrás, tiene que ser por sí sola, es lo que se llama “una herida que cerrará en segunda intención”. Tras la intervención se desparasita al animal con un líquido que ahuyenta tanto a las moscas como a sus larvas. Ahora queda esperar a que se despierte el animal, un toro que deberá estar apartado unas dos semanas hasta volver con sus hermanos de camada.
Una vez más queda demostrado el mimo con el que se cuida al toro bravo en una explotación ganadera, aquí mayorales y vaqueros se desviven diariamente por todos y cada uno de los animales que habitan en este lugar. Su cuidado es tal que al más mínimo problema se llama a un equipo veterinario para que examine al animal en cuestión. Con esto se intenta garantizar que el animal bravo llegue en inmejorables condiciones a la plaza de toros.