De mucha seriedad el “Soplón” primero, de diciembre de 2018, un castaño hondo y cuajado, recibido con una ovación. Pero luego comenzó a blandear en los primeros tercios; lo cuidó muy mucho Daniel Luque en la capa, y luego en la lidia y en banderillas, donde estuvo el de Gallardo cogido con alfileres. Muleta en mano, no le debió bajar la mano para que no perdiese las suyas el animal, y a media altura intentó pasaportarlo Daniel. Y consiguió meter en el canasto al animal, al que lo dominó y al que le dejó momentos de suprema seguridad. El final por cercanías caló. Un resbalón antes de dejar la estocada la dejó un punto desprendida, sacándola, y eso fue óbice para que no se pidiese el trofeo. Ovación.
Sembró el desconcierto el tercer toro, de seria y baja pero fea hechura, en los primeros tercios. Hizo signos de no ver bien, ya que entraba incierto a los capotes y hacía un inusual hilo a los banderilleros, entrando cruzado a los pares. También se le metió por dentro a las chicuelinas de Borja Jiménez. Y tuvo que torearlo en la distancia corta Luque a un animal que seguía colándose, que no era nada fácil y con el que anduvo, de nuevo, en un gran nivel. Espada en mano, se le recriminó que, tras el pinchazo hondo inicial, tomase el descabello, por lo que Luque tomó de nuevo el acero y entró a matar por segunda vez, dejando una estocada casi entera.
También con volumen, aunque bajo y serio por delante, era el quinto, un animal remiso a embestir a las telas y a entregarse en el caballo, donde se dejó dar las varas sin más. Con las manos por delante embestía en el segundo tercio, tirando siempre hacia el olivo. Y en la muleta de Luque, el toro fue muy deslucido y se guardaba todo. Reservón, hizo un esfuerzo Daniel para imponerse a él, pero fue tarea imposible, estoqueándolo con dignidad.