Uno de los últimos capítulos de ‘El Rincón de la Fundación Toro de Lidia’ ha tenido como protagonista al banderillero madrileño David Adalid, uno de los hombres de plata más importantes del escalafón. Una entrevista donde se intenta escarbar en lo más íntimo de un torero que ha pisado las plazas más relevantes de España y Francia acompañando a distintos toreros y novilleros. Adalid sabe lo que significa triunfar en Madrid, sentir el reconocimiento de una plaza tan crucial como La plaza de toros de Las Ventas, de ahí que busque cada día dar un paso más para seguir teniendo la oportunidad de reivindicarse como aquello que es, un hombre de plata de plenas garantías.
En esta entrevista se tocan temas tan importantes como la preparación física y mental de un torero, algo fundamental para rendir en la plaza, pero sin duda deja una frase que resume perfectamente la entrevista: «Cuando uno está dispuesto a cenar suero, es donde vienen los grandes resultados y donde te sientes torero«, aquí David deja claro su compromiso con una fiesta a la que le entrega su vida cada vez que se viste de torero.
Un banderillero que es consciente de la dificultad que entraña ser torero y el peaje que hay que pasar para conseguirlo. En su papel de hombre de plata busca el beneficio de su matador intentando hacer las cosas lo más puras posible, el triunfo del banderillero no debe ser un obstáculo para el del torero, no son otra cosa que vasos comunicantes. David es sabedor del riesgo que entraña esta profesión: «Las cornadas y los percances entran en nuestro contrato, ahora sí, cuanto más tarden en llegar mucho mejor. El cogerte maduro como persona y como torero te ayudan a afrontar esos percances».
David también habló de aquella tarde en Madrid con un toro de Cuadri, según palabras del madrileño: «Me dio la peor tarde de mi vida», un día donde ese toro onubense casi desquicia a un torero que tuvo que pasar en falso varias veces. «Me vi incapaz de banderillearlo, me hizo sentir tan mal que no se me fue de la cabeza hasta que volví a la cara del toro, me había dejado totalmente destrozado».
El madrileño se sentía traicionado consigo mismo, creía que no había sido fiel a su concepto y sus formas, pero esto iba más allá, ese toro de Cuadri le había roto por dentro, creía que también había traicionado a su matador y al aficionado que estaba viendo la corrida ese día: «Me iré un mes meditando dejar la profesión, porque yo mismo me veía que no tenía sentido seguir poniéndome el traje de torero. Ser torero es algo grandioso y yo sentía que no había estado a la altura«. Un torero que tuvo que esperar casi un año para sacarse esa espinita de Madrid con un toro de Dolores Aguirre -también muy complicado- con el que si me vi capaz de dar el paso.
«Mi cuerpo era incapaz de meterse en ese terreno que el toro me pedía, gracias a Dios ya veo las cosas de otra forma» eran las palabras de un sincero David Adalid. Un toreo que sigue luchando por estar en boca del aficionado, un hombre de plata que entrena cada día para no fallar a aquel que confía en él, algo que queda claro en una entrevista donde se abre en canal para contar los secretos de su profesión.