Llama poderosamente la atención que Francia, un país que tradicionalmente ha usado las banderas de la verdad y la justicia en el toreo, aún no haya anunciado como matador de toros a un nombre como Borja Jiménez. Es cierto que el golpe definitivo de timón en su carrera llegó cuando el ocaso estaba ya echado en la temporada taurina gala, pero un país que siempre ha estado del lado de las causas románticas, aún no había ‘caído’ en anunciar al de Espartinas en algunos de sus cosos de matador... y eso que había dado toques firmes de atención de novillero, erigiéndose como el triunfador del sudeste galo en el escalafón menor y cortando hasta tres orejas en el Coliseo de Arles.
Y precisamente ese bagaje impoluto como novillero no le sirvió de nada una vez que dio el salto a matador de toros. Una Puerta del Príncipe en Sevilla, salidas a hombros en Pamplona, El Puerto de Santa María, Villaseca de la Sagra, Zaragoza… plazas de las cuales únicamente repitió en Sevilla y El Puerto, quedando sin debutar como matador de toros en plazas importantes de Francia.
El pasado 8 de octubre, el hombre que fue alimentándose simplemente de los tentaderos y de la atención de los ganaderos para seguir sembrando su ilusión hasta que Julián Guerra entró en sus días, hizo realidad su sueño. O el primero de ellos: cruzar el umbral de la calle de Alcalá para empezar el camino hacia las alturas del toreo.
Ahora, allende de Pirineos esperan a quien ha sido nombre propio de la temporada 2023… ¿quién ‘comprará‘ su debut?