CAMPO BRAVO

Juan Antonio Gavira, tras poner a la venta su finca: «La ganadería no la vendo, mientras tenga aliento seguiré trabajando por ella»


martes 16 julio, 2024

El ganadero gaditano nos habla sobre el momento que pasa el histórico hierro y sus planes a medio y corto plazo con su ganado

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Un toro de Gavira con las instalaciones de la finca Soto de Roma tras él. © G. G.

Hace algunos días informábamos en este medio sobre la salida a la venta de la emblemática finca ‘Soto de Roma’, una explotación ganadera situada en el término municipal de Los Barrios que da cobijo desde hace varios lustros a la ganadería que creara y moldeara un ganadero único, un hombre que siempre tuvo al toro en la cabeza. Se trataba de Antonio Gavira, padre de tres hijos que siguieron su estela hasta que hace unos años separaron sus caminos para comenzar proyectos por separado.

Con el asentamiento de Salvador Gavira García en la finca “Vegablanquilla” (Alcalá de los Gazules) y Juan Antonio y Almoraima en la citada finca “Soto de Roma” (Los Barrios), la vacada soñada y perfeccionada por su padre tomó dos rumbos diferentes bajo un mismo apellido. Con el tiempo Juan Antonio se quedó con la propiedad de la vacada y los derechos del hierro, compartiendo ambos al 50% una finca de 200 hectáreas de pastos y dehesa que ahora ponen a la venta por un precio que ronda los 5.000.000 de euros.

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Un toro de Gavira. © Álvaro Saraiba

Se trata de una ganadería de gran personalidad, una sangre que procede de la antigua de Raso del Portillo, que a efectos históricos se consideró como la más antigua de España y cuyas reses gozaban del privilegio de abrir las plazas en las corridas Reales. En 1958 fue adquirida la familia Gavira, anunciándose en 1976 a nombre de D. Salvador y Antonio Gavira. En 1985 se refresca la sangre con 46 vacas viejas y un semental de Toros de El Torero propiedad de D. Salvador Domecq según se puede constatar en la web de la propia RUCTL. Sería nen el año 99 cuando se anuncia con el nombre de “Gavira” anunciándose esta en ferias y plazas tan importantes como Madrid, Sevilla, Granada o Algeciras, cosos estos donde el hierro gaditano gozó de gran cartel.

Por todo ello quisimos hablar directamente con un ganadero que nos reconoce ya haber recibido ofertas sobre una de las ganaderías con mayor personalidad del campo bravo: “Tengo que decirte que hemos recibido alguna oferta este último año, y no la hemos atendido” explicaba un criador de bravo que aclara su postura sobre una hipotética venta de su ganadería. La ganadería no está en venta, mientras tenga aliento seguiré como ganadero. Yo trabajo para que en el día de mañana ellos puedan ser la cuarta generación, pero también te digo que si llega una oferta que me satisfaga plenamente no tendré problema en venderla”.

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Otro toro de Gavira con las instalaciones tras él. © G. G.

Sobre una hipotética venta del ganado queríamos saber si el apego que le tiene al hierro le haría quedárselo en propiedad por si en un futuro surge la oportunidad de dar un nuevo paso como ganadero. “Igual que fue claro antes lo soy ahora, esto puedes ponerlo en mayúsculas si quieres” se hizo el silencio y contestó unos segundos después con un “no voy a ser ganadero con otra ganadería que no sea Gavira, si me quito de ganadero ten por seguro que me voy”, sentenció.

Una vez coincida su intención de continuar de ganadera le cuestionamos si tenía pensado donde asentar su proyecto ganadero: “Si vendemos ‘Soto de Roma’ me llevaré la ganadería a otra finca, ya tengo algunas vista. Esta es una monería de finca, lo tiene todo, de ahí que si busco otra tiene que tener todo lo que se necesita para que el ganado esté cómodo”. Por el momento no ha apalabrado nada con nadie, todavía no hay ningún acuerdo para la venta de la finca, no importándole llevarse el ganado a otra zona distinta a la que ha pastado durante estos años.

La pandemia en Gavira

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Un toro de Gavira en Las Ventas. © Plaza 1

Ser ganadero de bravo no es sencillo, Juan Antonio lleva más de 20 años al pie del cañón, sabe muy bien los ciclos que tienen las ganaderías y lo difícil que es cuadrar las cuantas a final del año: “Yo he vivido dos crisis siendo ganadero, dos mazazos de los que afortunadamente me he recuperado. Primero fue la del ladrillo y luego la del COVID, ambas nos dieron muy fuerte. De los 20 años que te hablaba he vivido 2 o 3 buenos, y no te hablo de estar en las ferias y triunfar, de esos afortunadamente tuve muchos, sino monetariamente hablando”.

Unas crisis que se han conseguido remontar por las bondades de la finca: “Durante la pandemia tuvimos 0 ingresos por parte del toro, todo lo que sacamos fue gracias al corcho, eventos llevados a cabo en la finca, las visitas guiadas y los espectáculos relacionados con los grupos como por ejemplo “sé ganadero por un día”, algo que ha tenido gran aceptación”. Unos años donde Juan Antonio ha tenido que buscar ingresos fuera de la venta del ganado para poder seguir apostando por el legado que le dejaron su abuelo y su padre.

Nuevos aires en la ganadería

Se trata de una ganadería que quedó dividida en dos allá por 2015, momento en el que su hermano salvador se quedó con la mitad de las hembras: “Aquí cuando mi padre vivía llegamos a tener 700 vacas de vientre, poco a poco fuimos bajando hasta las 200 y cuando dividimos había en casa en torno a 120. De total de las hembras partimos en dos lotes por edad, pero también te digo que las divisiones siempre frenan el ritmo, ya no componen los lotes las mismas vacas, las hembras que te daban muy bien con un toro lo mismo ya no están en tu casa y eso hace que no tengas en tu mano toda la genética que había antes”.

Pero, amén de esa pérdida de genética también se reduce el número de animales, de ahí que el número de animales que llega a toro sea menor: “Para poder ir a una plaza como Madrid o Sevilla hay que tener un volumen de toros importante, mira te pongo un ejemplo gráfico” comentaba Juan Antonio. “El año pasado de los 24 toros que tenía únicamente pude sacar una corrida pareja de plaza de segunda, luego el resto no daban para poder lidiar sin que pusieran problemas en los reconocimientos, de ahí que atendiera las peticiones para lidiar en las calles”.

Este año tiene la camada totalmente colocada un ganadero que ante la falta de seriedad por parte de muchos empresarios ha decidido seguir el camino trazado en los últimos años: “Yo no estoy para subvencionar el toreo, no estoy dispuesto a perder 1.000 euros por toro. Tengo clara una cosa, de no pagarme lo que vale una corrida la vendo a las calles, no se me caen los anillos, es más, es un mundo apasionante. Y no vendo únicamente los toros fuertes, también animales de menor volumen, hay demanda para todos”.

Un ganadero que sabe que el toro se cría para la plaza, pero que no está dispuesto a malvender a esos toros que con tanto esfuerzo y sacrificio cuida año tras año. “Mira Pablo, el año pasado tenía toros pero no pagaban, de ahí que todo fuera al festejo popular, y este año si han llamado de varias plazas pero ya no tenía animales disponibles, las cosas de la vida” comentaba riéndose un ganadero que no ha descuidado en ningún momento la selección de sus animales, esos que son reconocidos por los aficionados allá a donde vayan.

“Tengo una responsabilidad conmigo mismo y con mi familia, tengo que ser fiel al toro de Gavira, un animal con una personalidad arrolladora, un toro único tanto en su fenotipo como en su genotipo. Yo tengo claro el número de animales que me entran en la finca, abrir la mano por abrir sería un error, máxime cuando el terreno es tan resbaladizo. Ahora toca trabajar con cautela, ir paso a paso y seguir disfrutando de este animal que tanto me ha dado” expuso finalmente Juan Antonio.