ENTREVISTA

Del Álamo: “Esa Puerta Grande me dio moral pero también dolor al quedarme fuera de algunas Ferias”


sábado 30 septiembre, 2017

De blanco y plata a las nueve y cuarto de la noche del 8 de junio de 2017 iba caminito de Alcalá. Vestido como los toreros de Madrid. Hoy regresa a ese mismo escenario...

De blanco y plata a las nueve y cuarto de la noche del 8 de junio de 2017 iba caminito de Alcalá. Vestido como los toreros de Madrid. Hoy regresa a ese mismo escenario...

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

De blanco y plata a las nueve y cuarto de la noche del 8 de junio de 2017 iba caminito de Alcalá. Vestido como los toreros de Madrid. De blanco en plata, como el nuevo-viejo torero de Salamanca al que un rosario de orejas le tenían listo el 8 de junio para que germinase la encina de Su Majestad, que también cruzó de blanco y plata catorce veces esta puerta. De blanco y plata, con dos y no tres por la ruin condición de un presidente que evidenció el delicado momento de un palco a la deriva, antagonista del Robin Hood que siempre fue el Madrid del apoyo al débil y la exigencia al fuerte, de robarle al rico y ser benévolo con el tieso, de entregarse a la verdad y ser criminal con la mentira.

Y esa sonrisa a medio gas, esa muesca entredicha de torero recio y ese gesto enjuto y despenado pero de alma inquieta por buscar el toreo ya en el patio de cuadrillas no tenían nada de falsedad. Por eso fue la tarde de Juan: la tarde de la encina de la nueva Majestad que aquel día vistió de blanco y plata. Hoy, en la vuelta de Juan del Álamo al escenario que lo alzó a la gloria, charla con CULTORO explicando sus sensaciones previas.

 En primer lugar, ¿cómo te encuentras del porrazo de Albacete? ¿Cómo ha sido tu recuperación a pesar de tu pronta reaparición al día siguiente en Nimes?

Fue una voltereta dura. Muy fuerte. Perdí el conocimiento y fue una tarde que se puso muy cuesta arriba. Perdí la consciencia y fue una tarde de sobreponerse, de superarse. Fue de las tardes en las que tienes que sacar vergüenza torera y capacidad.

Esa lucha ha sido precisamente la que has tenido que llevar desde ese mes de junio en el que desorejaste un toro de Alcurrucén en plena feria de San Isidro. En cuanto a lo contractual y lo propiamente taurino, ¿qué te deja el verano que has llevado a cabo?

Creo que soy un torero que tengo buenas condiciones y en estas circunstancias una tarde tan importante como la de la feria de San Isidro con la corrida de Alcurrucén hay que valorarlo. Fue una tarde importante, en la que pude dejar patente mi concepto y lo que quiero expresar como torero. Es de las que quedan en la memoria de los aficionados. Creo que di una dimensión importante y me dio mucho sitio. Te compensa eso luego a lo largo de la temporada.

¿Cuántas veces te has acordado de ese toro de Alcurrucén a lo largo del resto de la campaña para lo bueno y para lo malo? Para lo bueno en los sitios en los que has estado, y para lo malo en los sitios en los que no has estado y con ese animal te lo habías ganado.

Yo creo que una faena importante como esa no se olvida nunca. Hay momentos como torero que te llegan. Madrid es la capital del toreo, la plaza más importante y en la que tienen que tener la oportunidad todos los toreros. Sobre todo me he acordado cuando me he quedado fuera de algunas ferias. Me he acordado siempre con dolor. Esos triujnfos no se pueden olvidar por el bien de la Fiesta.

Tardes importantes como Pamplona o Bilbao marcaron tu verano, algo que ya habías demostrado en Madrid, ¿cómo analizas tu campaña estival y con qué te quedas de ella?

Sobre todo hay que analizar y saber que el triunfo mío en Madrid llega a final de San Isidro, donde ya hay muchas ferias conformadas de julio y principios de agosto. Por lo que es difícil colocarme y entrar en ellas. Pero en Bilbao, donde no pasé con mucha suerte, dejé buenas sensaciones. La de Pontevedra fue una tarde muy llena para mí como torero, tanto con el capote como con la muleta. Este fin de temporada ha estado marcado por la espada: ha habido faenas importantes, de mérito, que al final no han quedado valoradas bien por el mal uso de la espada. Ha sido una temporada de madurez, de profundizar en mi concepto y el tiempo me ha venido bien para crecer y ser mejor torero con los años que tengo de alternativa. Ese tiempo no ha pasado en balde y ha hecho de mí un torero mejor, por lo que cuando se reúnen esas condiciones que hacen falta para dejar una gran faena, es el momento ideal para que se dé.

¿Qué te dejaría satisfecho de una tarde como la del sábado? Sabemos la irregularidad que ha llevado el hierro de El Puerto de San Lorenzo a lo largo de toda esta temporada, pero sabemos también que eres un torero muy de la casa, en pleno campo charro, y esa es la baza que llevas de tu parte: conocer perfectamente el hierro.

Sobre todo, quedar con la sensación de vaciarme con mis dos toros. A mi forma de sentir el toreo y de ser yo mismo en la plaza. Creo que muchas veces se triunfa, otras no, pero esas sensaciones de entrega y compromiso, de pasar ese miedo y superarlo y sobre todo de encontrar tu capacidad y demostrarla, con eso quedaría satisfecho.

Eres, quizá, junto con Juan Bautista, el gran ausente de la feria del Pilar de Zaragoza. Os lo habéis ganado en el ruedo, pero también hay una puerta a la esperanza con las posibles sustituciones que hay listas, ¿eres aún optimista, no?

Un torero cuando se lo gana en la plaza hay que recompensárselo en espectáculos y en más oportunidades. Si uno triunfa en la plaza más importante del mundo, tiene que estar en las ferias. Antes de ser profesional, hay que ser aficionado y pensar en los que pagan. Este final de temporada he pasado por ferias importantes y si no se ha podido poner de acuerdo la empresa con mi nombre, lo siento sobre todo por el aficionado. Pero ahí queda esa puerta abierta, pensando en lo que quiero como torero en mi carrera. Si este año no ha podido ser, todo llegará.