“Bonito”, con divisa negra por la muerte del ex ganadero del hierro, se llamaba el primero, nacido en marzo de 2014 y primero del lote de Antonio Ferrera. A pies juntos fue el recibo del extremeño, que luego lidió con torería en el tercio de varas al animal. Por la mano izquierda y con el cartucho de pescao inició faena, dejando naturales destacados ante el noble animal de Zalduendo. Toro que le repitió también en la segunda serie también por la izquierda, manteniendo el toro el recorrido y la clase. Inspiración y estética en los muletazos dejó en la segunda parte de la faena, en la que sin ayuda prosiguió dibujando su particular toreo. Espada en mano, le dio más de diez metros de distancia al toro, arrancándose éste de lejos y metiendo la espada en todo el hoyo de las agujas, lo que hizo rápido efecto en el de Zalduendo. Cortó una merecidísima oreja, pidiendo el público la segunda pero no otorgándola el palco.
Faena más de recursos técnicos fue la de Ferrera ante el cuarto, un animal que no colaboró como sus hermaos anteriores y en el que había que poner mucha voluntad. Lo hizo Ferrera, que sacó su conocimiento e inteligencia técnica para saborear momentos por el lado izquierdo, dándole tiempo y estando siempre bien colocado lidiando al de Zalduendo. A más fue la segunda parte de la faena del torero, al hilo de tablas y por la mano izquierda, rompiéndose a torear y a llenar de contenido el festejo. El público en pie, el torero pleno por la izquierda… y la estocada final recibiendo. Otra oreja que le abría la Puerta Grande.