El rejoneador Diego Ventura, que acumula una veintena de puertas grandes en Las Ventas, ha vuelto hoy al primer escenario taurino del mundo para cumplimentar la primera de sus dos citas en la Feria de San Isidro. Y lo ha hecho a pesar de la cogida sufrida el pasado domingo en la corrida en la que tomaba parte en la localidad portuguesa de Montijo, en la que un toro le propinó una fortísima paliza.
Recordamos que el rejoneador fue arrollado por el toro de su tercer lote cuando montaba a Nómada; una pirueta provocó la caída del caballo. El toro se arrancó contra el jinete, causándole un fuerte golpe. El parte médico narraba un “traumatismo en pie izquierdo con importante inflamación y afectación ósea, con fractura subcapital de 2,3 y 4* metartarsianos y fractura de 5* metatarsiano con tercer fragmento diafisario”.
Así ha sido su primera actuación heroica en Madrid: Tuvo desde su salida un templado tranco el segundo, un gran colaborador con el que Ventura estuvo a un nivel superior. Desde los rejones de castigo con Guadalquivir a los milimétricos galopes de costado con Nómada, con quien ejecutó dos limpísimos quiebros con la grupa en terrenos de tablas que pusieron la plaza en pie. A continuación fue Lío el que montó un ídem con dos pares midiendo hacia atrás la embestida del toro que le salieron bordados. Faena de las grandes, que después de un par sin cabezada con Bronce se quedó sin premio por un pinchazo previo al rejón final y la larga agonía del toro después.
No menos importante fue su labor al segundo de su lote, toro al que le paseó la oreja: El quinto fue buen toro, pero le sacó el fondo Ventura en otra actuación magistral sustentada en el concurso de Fabuloso y su emocionante galope de costado en el que incluso cambió la grupa de pitón en plena galope y, sobre todo, en Quitasueños. Tremendo el quiebro a toro parado, provocándole la embestida en un palmo de terreno. La plaza se volvió loca después de unas cortas al violín. Solo cortó una oreja por la tardanza en doblar del astado.