La Feria de San Miguel de 2023 ha dejado varias incógnitas en el aire, mientras la emoción lo embargaba todo con la despedida de uno de los toreros más importantes de la historia. Y es que ese torero, en concreto, era uno de los casi ‘fijos’ en los carteles del Domingo de Resurreccción y ya no está entre los que se visten de luces, y otro de los de ‘obligada contratación’ en esa fecha tiene la muñeca como un ocho y un largo tratamiento por delante que puede trastocar incluso su inicio de temporada. Es decir, ni va a estar Juli, ni Morante es seguro que vaya a comparecer.
Y ahí es donde se plantea la guerra, porque el otro puesto de los que parecen seguros en esa fecha es el que ocupa el torero que más tira de la taquilla en estos momentos, el peruano Andrés Roca Rey. Pero, después de una Puerta del Príncipe, numerosas lecciones de toreo y la soberana lección que dictó ayer sobre el abero maestrante del arte de torear, Daniel Luque no puede faltar a la cita más importante en la plaza donde ha sido, como poco, uno de los tres más importantes. Y este es de Sevilla.
El dilema para Ramón Valencia, que se enfrenta a su penúltimo año como empresario de la Real Maestranza, es a quién pone de los dos, porque es público el enfrentamiento que mantienen los dos toreros y la negativa constante de Andrés a torear con Daniel, alegando que no torea «con gente que le falta al respeto». Sea verdad o no, y consideremos los demás lo que consideremos, lo cierto es que esa negativa hace mucho más atractivo el cartel donde se produzca el agarrón entre ambos, porque pueden ser los dos toreros en el mejor estado de madurez que existen en el escalafón.
Eso, en condiciones normales, implicaría que ambos deberían estar en el cartel más importante del año a la orilla del Guadalquivir, pero como las condiciones no son ‘las normales’ se abre el debate sobre quién estará en el Baratillo cuando llegue la fecha en cuestión. Porque ambos se lo han ganado y ambos estarían en el cartel de no producirse esa peculiaridad que condiciona tanto la elaboración del cartel. Pero, a la vez, lo convierte en mucho más atractivo para el aficionado si se ‘vende’ como un agarrón en toda regla de dos de los mejores toreros que existen en el escalafón.
¿Qué hacemos entonces, entre todos, para que gane el aficionado por una vez…?