CAMPO BRAVO

Esperanza Domínguez ‘se lleva’ la mitad de Domínguez Camacho a Córdoba: «No quería que la ganadería acabase en el matadero»


martes 3 octubre, 2023

El homenaje de Esperanza Domínguez Castaño a su padre, Antonio Domínguez Camacho: se ha llevado la ganadería desde tierras onubenses hasta Córdoba para seguir luchando por una procedencia única.

Dominguez Camacho
Un toro y, a la derecha, la ganadera con su hija. © Adrián Herreros

Hablar de Domínguez Camacho es hacerlo de uno de los hierros fundamentales en la historia de la cabaña brava. Con la procedencia Marqués de Domecq como gran baluarte, ha tenido en Huelva su cuartel general para regar de sangre brava las plazas de toros y calles de todo el país en las últimas décadas. Pero ahora la nueva propietaria de la mayor parte de la vacada, Esperanza Domínguez -hija de Antonio Domínguez Camacho, fallecido en febrero del año 2021-, ha trasladado ese sueño bravo hasta tierras cordobesas, en concreto a la finca en las cercanías en el municipio de Cardeña en las que posee también el otro hierro de la casa, Castillo de Azuel, que tiene como procedencia fundamental El Freixo.

El homenaje de Esperanza Domínguez Castaño a su padre, Antonio Domínguez Camacho

Corría febrero de 2021, cuando la familia Domínguez Camacho sufría el duro varapalo de perder a Francisco y Antonio Domínguez Camacho con un intervalo de menos de 24 horas. Tras ello, sus herederos deciden tomar caminos separados, quedando la ganadería dividida en dos lotes homogéneos en todos los aspectos. Unos meses después la parte que correspondía a los Herederos de D. Antonio Domínguez Camacho (50%), viaja hasta la finca “El Castillo”, en Cardeña (Córdoba), donde ya pastaba el citado hierro que gestionaba Esperanza, Castillo de Azuel.

Durante esta temporada 2023, desde “El Castillo” se ha cargado un importante número de toros con destino a las calles, mercado donde el hierro onubense es capitán general, con resultados muy satisfactorios. Pero también se han embarcado muchos erales, cuyo destino ha sido novilladas y festivales. La idea era, por un lado, comenzar a devolver la ganadería a las plazas de toros y, por otro, acortar los plazos en cuanto a conocer más profunda y directamente cada línea de las que conforman la vacada.

Tras no ser adjudicataria del hierro familiar, que era el que antes de pertenecer a la familia se anunciaba como “La Cobatilla”, la nueva ganadera adquirió a la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia el hierro que había sido de los Hros. de Juan José González. Con él se comenzarán a marcar las reses cuya denominación a partir de ahora será la de Esperanza Domínguez Castaño, en homenaje tanto a Antonio, su padre,  como a su madre, Esperanza, que siempre fue ejemplo de grandeza y categoría.

Esperanza Domínguez: «No quería que se me recordara por haber puesto el punto final al trabajo y el proyecto ganadero al que mi padre dedicó tantos años de trabajo»

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Las cabezas visibles de la ganadería. © A. T.

Pregunta: ¿Cuáles son tus raíces ganaderas?

Respuesta: Aunque durante unos años mi padre (Antonio) y mi tío (Francisco) estuvieron lidiando con un hierro de la Asociación que se anunciaba como “Ventas del Ciervo”, en el que se mezclaban procedencias muy diversas, no es hasta 1.984, cuando adquieren a D. José Murube el hierro que había sido de Dña. Pilar Herráiz de Urquijo, junto a distintos lotes de reproductores de origen murubeño. Sin embargo, con los animales de esta procedencia pronto se encasillaron en los festejos de rejones, por lo que tomaron la decisión de cambiar el encaste, con la intención de que fuera más “fácil” entrar en otro circuito. Así que eliminaron todo lo anterior, y entre los años 1996 y 1997 se adquirieron lotes de hembras de la ganadería Martelilla, que como todos sabemos es una de las partes en la que se había dividido la matriz “Marqués de Domecq”. A estas se les hizo algún refrescamiento, puntual y posterior, con sementales de Jandilla.

Tras el fallecimiento de mi padre y de mi tío se decide dividir la ganadería en dos lotes completamente homogéneos, compuesto cada uno por 80 vacas de vientre y 4 sementales, más añojas y eralas. En cada lote iba también  la mitad exacta de los machos a lidiar de cada guarismo hasta los herrados con el guarismo 2022. Ese 50% correspondiente a la parte de mi padre viajó en noviembre de 2022 hasta tierras cordobesas de Cardeña, a la finca “El Castillo”, dehesa familiar de mi marido, Pedro Cañuelo.

P: ¿Qué te lleva a iniciar esta aventura?

R: Existían muchos motivos pero, fundamentalmente, no quería que se me recordase por haber puesto punto y final al trabajo y proyecto que más ilusión hacía a mi padre, que era ser ganadero de bravo y lidiar corridas de toros. Siempre he sido muy aficionada al toro y a la ganadería, y en estos últimos años he disfrutado muchísimo con un nuevo proyecto que ya teníamos llamado “Castillo de Azuel”, que nos está dando extraordinarios resultados.

Sin embargo al que forjaron  mi padre y mi tío me une un sentimiento muy especial y el sentido de la responsabilidad de darle continuidad generacional. Eso lo tengo asegurado a través de mi hija María, la cual crece en afición, conocimientos y responsabilidad día a día. Por otro lado está el aspecto económico, pues nos toca por herencia el 50% de la ganadería, y ese es un bien o un activo no gestionable de cualquier manera. Para ello necesitábamos un centro de operaciones para su gestión y control. En ese aspecto nos encontramos con la finca familiar de mi marido, Pedro Cañuelo, en la cual ya gestionamos una ganadería de bravo, por lo que contábamos con las instalaciones necesarias para el manejo, algo que resulta absolutamente fundamental.

P: Ha transcurrido prácticamente un año desde que los animales de sangre “marqués” viajaron desde “Los Llanos” hasta tierras cordobesas…

R: Así es, un año de arduo trabajo. Tanto a pie de campo como con los libros. En un principio la prioridad era asentar el gran número de cabezas que trajimos en una explotación nueva, implantar modelos nuevos de alimentación y comenzar a mejorar la condición física y fisiológica de estos animales. El siguiente paso era esquematizar su futuro y gestión. Decidir qué íbamos a lidiar en plaza, qué iba a festejo popular… y, en función de su destino, prepararles de una manera u otra. Una vez asentadas las bases de manejo y gestión nos tocó estudiar las entrañas genéticas que componían nuestro lote para empezar con  la selección.

«Hemos lidiado muchas novilladas y festivales, y eso nos ha conocido permitido conocer mucho mejor y más rápido la ganadería»

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Un becerro de la casa. © Porcuna

P: ¿Y en qué ha consistido esa selección?

R: Como te decía antes soy muy aficionada tanto al toro en el campo como en la plaza. Obviamente, he seguido todo lo cerca que he podido la ganadería de mi padre, aunque no haya influido en los criterios de selección de esta. La divisa viene de un extraordinario momento, con toros muy importantes como “Dominante”, indultado por Antonio Ferrera en Palos de la Frontera en octubre de 2018 o la novillada picada de Antequera en septiembre de 2020,  donde destacó “Tamborilero”. También podría hablarte de otra corrida importante que se lidió en Cintruénigo y de varias más.

No obstante, existe un punto inflexión muy definitivo, que es la lidiada el año pasado en Cabeza la Vaca. Una corrida buena o una corrida mala, para mí, tiene una importancia muy relativa, pues igual que en los tentaderos, hay días que todo se une para bien y otros para mal.  Pero lo que nos preocupó realmente de aquella corrida fue el aire de las embestidas que, entendemos, se alejaban mucho del camino al que deben de evolucionar según nuestro concepto.  Tampoco nos terminaba de gustar  la morfología tanto de los lidiados ese día como de otros toros de la camada y de los novillos que venían por detrás.

Ante esta tesitura comenzamos a analizar madres y sementales, y empezamos a quitar aquellas que morfológicamente se alejaban del toro de lidia que nos gustaría hacer, respetando sus orígenes, pues dentro de las particularidades del toro de Marqués de Domecq nos queremos decantar por aquellos que sean más armónicos, cortos de manos, con cuello… Así que el primer paso ha sido eliminar los reproductores que no reunían dichas condiciones morfológicas. Después llegaron los tentaderos, que hemos disfrutado mucho. Y lo último ha sido lidiar todo lo que hemos podido en novilladas y festivales, para tener el máximo número de datos sobre cómo daban sus madres, sin tener que esperar más tiempo.

P: Aunque en un circuito menor, lo cierto es que habéis lidiado un importante número de animales.

R: Así es. Estamos muy contentos de cómo ha transcurrido la temporada. Los toros para las calles, mercado en el que la ganadería de Hnos. Domínguez Camacho es de las predilectas de los aficionados, ha sido un feudo que, entendemos, hemos defendido muy bien, tanto en la presentación impecable de cuantos toros se han embarcado en “El Castillo” como en el juego que han dado la gran mayoría de ellos. Las peñas y comisiones que han confiado en nosotros nos han agradecido mucho el trato recibido, de igual manera que nosotros apreciamos mucho su confianza en nosotros.

En cuanto a los novillos, hemos lidiado prácticamente todo, entre novilladas y festivales y, eso, junto a los tentaderos, ha sido otra parte fundamental de la selección, la que nos ha permitido realizar un examen más concienzudo,  incidiendo de forma más directa sobre los reproductores responsables de cada producto, porque hemos visto de primera mano virtudes y defectos, así como características definitorias de cada línea, vaca o semental. En estos festejos, además de analizar, he de decir que hemos disfrutado mucho viendo los resultados, pues ha habido animales de notable nota y reconocimiento, destacando el indulto de “Decidido” en Alberca de Záncara. También ha habido varios premiados con la vuelta al ruedo en el festival de Las Majadas y en las novilladas de Las Mesas, Guarromán, Ibros y Belmez.

«La tauromaquia es tan rica como amplia, por eso no descartamos ningún tipo de festejos, pero tenemos claro que cada toro debe tener un destino»

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Otro toro de Domínguez Camacho. © Adrián Herreros

P: ¿En un futuro inmediato, en que se parecerá la ganadería a la actual y qué intentaréis cambiar?

R: Como ya te he comentado antes la ilusión de mi padre era lidiar en la plaza. Cambió el encaste Murube por el Marqués de Domecq para salir del encasillamiento en los festejos de rejones. Por eso en esta nueva etapa tampoco queremos encasillarnos en el festejo popular, al que repito, estamos muy agradecidos y seguiremos ligados. La tauromaquia es tan rica como amplia. Por eso mismo no descartamos ningún tipo de festejo, pero cada toro debe tener un destino.

P: Me has hablado mucho de selección, pero ¿cuáles son tus inmediatos objetivos de futuro?

R: Al principio te comentaba que sentía la obligación moral de dar continuidad al sueño de mi padre. Partiendo de ahí cuento con la suerte de tener asegurada esa cuestión con mi hija María, que es una extraordinaria aficionada al toro y al campo y que avanza a pasos agigantados  en cuanto a conocimiento de las vacas, los sementales y el manejo diario. Ella, junto a mi yerno, el matador de toros Ángel Luis Carmona, se encarga de la gestión diaria de la vacada, y además me aportan un punto de vista más fresco y renovado de la selección.

No hay que olvidar que el toro se encuentra en constante evolución y ellos,  por edad y afición, están llamados a recoger el testigo que a mí se me ha entregado. En cuanto al toro de Hnos. Domínguez Camacho vamos a incidir en la selección de un animal que no pierda sus señas de identidad, propias de su origen, el de Marqués de Domecq.

Seguirá siendo un toro muy serio, pero armónico y con hechuras acordes a su destino. Intentaremos que no pierda esa personalidad especial en su embestida, pero intentaremos que, más allá de la acometividad, ganen poco a poco en ritmo, profundidad, humillación y expresión. Seguiremos, Dios mediante, lidiando gran parte de las camadas en festejos menores durante los próximos años. De esa forma, en caso de que seamos capaces de ir alcanzando objetivos, intentaremos crecer progresivamente, pero siempre tratando de dar pasos firmes y seguros.  Obviamente, nada de todo esto hubiera sido posible sin el apoyo y la confianza de mis hermanas y, sobre todo, de mi esposo, Pedro Cañuelo, cuyo impagable trabajo en la sombra ha hecho posible que poco a poco vayamos alcanzando las metas que nos hemos marcado.