CAMPO BRAVO

La dura decisión de un ganadero de Sevilla ‘puro jandilla’ con sus toros y vacas: «El bravo ya no da dinero»


viernes 2 febrero, 2024

Esta vacada está asentada en el término municipal de Castilblanco de los Arroyos, lugar donde Antonio Muñoz Candel cruza sus vacas con ganado manso.

Toro Cercado
Un toro bravo hace un bramido en un cercado. © Pablo Ramos

No son momentos fáciles para ser ganadero de bravo pese a existir una importante mejoría en un sector que ya volvió a celebrar un número de festejos muy similar al de los años previos a la pandemia. Pese a ello, hay ganaderos que decidieron echar la persiana viendo que el futuro -a corto plazo- no era muy halagüeño. Hombres y mujeres que durante muchos años apostaron por un tipo de ganado muy definido, ese que con el tiempo irían puliendo hasta encontrar el animal que tenían en la cabeza.

Este es el caso de Antonio Muñoz Candel, un ganadero sevillano que ha decidido reducir la vacada debido a una inflación que estaba convirtiendo en un bien de lujo la alimentación del ganado. Por todo ello, poco a poco fue reduciendo su hato de vacas debido a la situación tan complicada que se estaba viviendo.

La de Muñoz Candel, una vacada de origen Jandilla vía Manolo Bajo

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Tentadero a campo abierto en la ganadería de Antonio Muñoz Candel.

En la finca “Pino”, localizada en el término municipal de Castilblanco de los Arroyos, se encuentra esta vacada de origen Jandilla vía Manolo Bajo, un ganadero que lleva varios lustros dándole su sello a la ganadería de Las Monjas.

Actualmente, únicamente mantiene 25 vacas para no perder un hierro que está dado de alta en la Asociación de Ganaderos de Lidia. Un proyecto que compagina con el ganado manso, llegando incluso a cubrir las vacas bravas con un toro charolés. Un ganado no apto para la lidia en la plaza, pero que sí suele usarse en las faenas de acoso y derribo, siendo posteriormente toreadas. Por el momento su ganadero no se plantea volver a reactivar la ganadería brava como tal, disfrutando a puerta cerrada de los machos y hembras cruzadas.

«Yo tengo el hierro, pero no voy a seguir»

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Otra imagen de la finca.

«Yo tengo el hierro, pero no voy a seguir«, comentaba Antonio Muñoz a este medio. «Luego todo puede cambiar, pero de momento no me planteo volver a lo de antes«, añadía. Una situación derivada de la pandemia, algo que afectó de forma directa a un buen número de ganaderos. Ahora parece que la situación va mejorando, pero aún es pronto para que este ganadero sevillano vuelva por sus fueros.

Por lo tanto, otra vacada que se une a los muchos hierros que se han ido desprendiendo de ganado de forma paulatina durante los últimos años, o que se han quedado en un número testimonial de hembras. Uno de los casos más llamativos fue el de Fernando Peña, hierro toledano que vendió sus últimas 100 vacas a la divisa de Sagrario Moreno. Pero esta no ha sido la única, otros como La Peregrina, creada por Antonio Ferrera y ahora en manos de un empresario cordobés, o El Conde de la Maza, propiedad actualmente del sevillano Diego Curiel.