El
hombre de plata se ha visto forzado a dejar su actividad profesional a
consecuencia de las secuelas que le dejó el percance sufrido en Cintruéñigo
(Navarra) en el año 2002. Desde entonces «estoy arrastrando un auténtico
calvario. Me tuvieron que volver a operar una segunda vez a los 10 años, en el
2012, en el Hospital de Riotinto (Huelva), puesto que entre el 2008 y 2009
arrastraba tremendos dolores en la zona lumbar, con afectación del nervio ciático,
lo que me dejaba sin fuerza en toda la parte izquierda incluida la propia
pierna. En las últimas temporadas, y más concretamente en la pasada, hice un
tremendo esfuerzo toreando en estas circunstancias, casi sin poder entrenar, pero
me podía mucho más la profesionalidad y el amor al toreo que todos los dolores
que padecía. Recientemente los inspectores médicos me han revisado a fondo y me
han propuesto la baja definitiva para ejercer mi profesión, algo muy duro que
tengo que encajar y afrontar con entereza. Me insisten los médicos en que es
imposible otra intervención, puesto que las secuelas podrían ser aún mayores,
por tanto no hay más remedio que afrontar la realidad y mirar hacia el futuro. Antes
de hablarlo con la prensa, se lo he querido transmitir personalmente a los
toreros con los que he actuado, para que se enteraran por mí y no por otras
personas. Por ejemplo Octavio Chacón, Alejandro Morilla, Salvador Vega, Javier
Jiménez o Daniel Luque entre otros. Me veo obligado a no vestirme más de
torero, sin embargo siempre me sentiré como tal. No me voy con ningún amargor
ni con ninguna frustración y sólo me ha quitado el toro, aunque está claro que
me hubiese gustado seguir toreando e irme de otra forma, pero como siempre
decimos los toreros, hay que ir hacia adelante».
FOTO: LAS VENTAS