La primavera que se avecina sin la cantidad de corridas de toros y novilladas que se tenían que celebrar pone en jaque a otro sector fundamental para el desarrollo del espectáculo: el de las cuadras de caballos de picar. Sin ayudas (como algunas ganaderías de bravo están teniendo en Comunidades Autónomas como Madrid o Extremadura) y sin festejos, el drama de las cuadras de caballos de picar es histórica.
Hoy, en Cultoro, hemos hablado con tres responsables de cuadras de caballos de picar en nuestro país: Manolo Gijón -que venía atendiendo unos 70 espectáculos hasta 2019 en las provincias de Ciudad Real, Toledo, Albacete, Badajoz, Córdoba o Jaén-, Enrique Peña –que cubría la Real Maestranza sevillana y algunos festejos en Francia- e Israel de Pedro –que cubría festejos especialmente en la Comunidad de Madrid y Castilla y León-.
Manolo Gijón: «Prefiero hacerle un favor a los ganaderos regalándoselo que hacerlos carne por 500 euros»
El caso de la cuadra de caballos de Manolo Gijón, ubicada en la localidad ciudadrealeña de Almodóvar del Campo, es uno similar al de sus compañeros. En los años de bonanza llegó a cubrir más de 130 espectáculos, algo que se vio reducido a la mitad y en 2019 llegó a atender unos 70 festejos taurinos en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía.
Poseía una veintena de caballos de picar, pero ahora ha debido reducirlos a la mitad, aunque mantiene a un trabajador a su carg y seguirá en la lucha este 2020 cn ellos. «Los he regalado a ganaderías de la zona porque por llevarlos al matadero me daban 500 euros. Ya ves, prefiero hacerle un favor a los ganaderos regalándoselo que hacerlos carne por ese dinero», se lamenta el veterano criador equino. En el año 2020 pasó tan sólo a cubrir 11 espectáculos taurinos.
Enrique Peña: de 80 corridas en 2019 a 8 en 2020
El caso de la cuadra de caballos sevillana de Enrique Peña también es dramático: de las 20 cabezas equinas que tenía hace un año, las ha tenido que reducir a la mitad. «Yo daba unos ochenta festejos taurinos al año entre Andalucía y Francia, pero la reducción de espectáculos me hizo tener que deshacerme de la mitad de mis caballos, que he ido vendiendo a ganaderías y a toreros para sus labores camperas». Ahora, las únicas labores que puede realizar son los tentaderos: «Cuando hay tentaderos o se mata algún toro a puerta cerrada, puedo recuperar algo del dinero que se gastan los caballos en el mantenimiento mensual, pero algo insignificante comparado con la temporada…», se lamenta Peña, que explica que uno de sus caballos se come 100 euros al mes entre pienso y paja.
Israel de Pedro: «Nos echamos en manos de la vacuna, no queda otra para que haya toros»
El picador Israel de Pedro también regenta una cuadra de caballos de picar que cubría festejos especialmente en la Comunidad de Madrid y Castilla y León; en el año 2019, ofreció 70 corridas de toros y 7 fueron en el 2020. «Después de haber pasado el invierno de 2019, vino la pandemia. En mi caso, he hecho un 7% de festejos de los que tenía que haber realzado, en concreto 7 espectáculos», declara a este medio.
«Animales, bajo ningún concepto quería quitar ninguno y menos sacrificarme. He vendido un camión y tengo otro puesto a la venta para intentar ir subsistiendo como se puede, acortando un poco el pienso de los animales, herrajes… intento ajustar todo al máximo y, para ser sinceros, lo poco que uno ha podido ir guardando estos años está sirviendo para vivir ahora», añade De Pedro.
«El problema viene ahora porque, si esto se alarga, no sabemos cómo esto puede seguir hacia adelante. Esperemos que tenga una solución cercana, que la vacuna sea efectiva y pueda haber toros. Tengo claro que esto no será como 2019, pero necesitamos que haya algo cuanto antes…», concluye el picador y criador equino.