«El Ayuntamiento de Colmenar y la Comunidad de Madrid han hecho lo que no hace el Gobierno, que no se acuerda de nosotros nada más que para subirnos los impuestos»: así es el grito desesperado del ganadero Manuel Sanz de la Morena, propietario del hierro de Los Eulogios, que pasta en las cercanías de la localidad madrileña de Colmenar Viejo, que el martes pidió la declaración de zona catastrófica tras el paso del temporal.
Las copiosas nevadas que en los últimos días ha dejado Filomena en gran parte de la geografía española han dejado imágenes bellas a la par que trágicas en algunas ganaderías de bravo, ya que los mayorales se están encontrando múltiples dificultades para llegar al ganado y alimentarlo.
Manuel Sanz, tras pedir ayuda a la Comunidad de Madrid y la Ayuntamiento colmenareño, ha recibido este miércoles la visita de un helicóptero de Bomberos que le ha ayudado a llevar las pacas de paja hasta el lugar en el que se encontraban las reses. «Doy las gracias al concejal de Agricultura de Colmenar Viejo, al alcalde de la ciudad y a la Dirección de Agricultura, ya que por ellos estamos pudiendo llevar los paquetes de paja», comenzaba explicando el ganadero a las ondas de Libertad Digital.
«No podemos acceder a las reses porque hay lugares en los que hay más de metro y medio de nieve en pleno camino, por lo que es imposible», señalaba.«Hay animales que se acobardan con las ventiscas que han llegado y se quedan sepultados por la nieve. No sé los que me encontraré muertos», añade Sanz sobre las 150 cabezas bravas que tiene en la finca madrileña.
«Hay un semental que vale muchísimo dinero y que no sé si vivirá o no vivirá, porque tiene ya catorce años y no sé qué pasará con él», detallaba. Por último, explotaba en los citados micrófonos: «El Ayuntamiento de Colmenar y la Comunidad de Madrid han hecho lo que no hace el Gobierno, que no se acuerda de nosotros nada más que para subirnos los impuestos».
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Un temporal siempre es buena señal para una ganadería brava, ya que el agua es una buena noticia porque con ella trae el crecimiento del pasto y, por ende, que el ganadero gaste menos en pienso. Pero también trae consecuencias trágicas, como la de la imagen que mostramos en este enlace.