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El milagro de Pablo Atienza por el que apuesta Villaseca


miércoles 6 septiembre, 2017

Debió irse a México para ver a los del castoreño y, ya en España, debutar directamente en Madrid porque nadie le daba la oportunidad… ¡ya vaya cómo cayó su presencia!

Debió irse a México para ver a los del castoreño y, ya en España, debutar directamente en Madrid porque nadie le daba la oportunidad… ¡ya vaya cómo cayó su presencia!

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

El milagro de Pablo Atienza llega esta tarde a Villaseca de la Sagra para sustituir a Adrien Salenc, herido ayer en la novillada de Couto de Fornilhos en Calasparra. Pero más allá de la verdad con la que afronta el día a día este novillero, está la intrahistoria de un chaval que debió irse a México para ver a los del castoreño y, ya en España, debutar directamente en Madrid porque nadie le daba la oportunidad… ¡ya vaya cómo cayó su presencia!

Una oreja de muchísimo peso cortó a su animal el pasado mes de agosto en la primera plaza del mundo, algo que le ha valido ser merecedor con creces de una sustitución en el coso de “La Sagra”.

Anunciarme la primera tarde en Madrid fue fuerte. Era mi debut con caballos en España. Sólo había toreado en México. Gracias a Dios la primera tarde no me pesó nada la plaza, estuve disfrutando y para todos los que queremos ser toreros es un objetivo importantísimo. Conseguí clasificarme para la final. La afronté tranquilo, como si llevase por detrás muchas novilladas más y me dio moral conseguir cortarle la oreja al primero. La pena ese segundo novillo, al que le pude arrancar otra oreja. Contento porque de la nada conseguir dos tardes importantes en Madrid es algo difícil y ojalá que me sirva para este año. Ojalá se me abriesen más puertas y todo se quede un poco más llano para entrar en las ferias de novilladas, en los sitios de repercusión”, señaló en esos momentos a CULTORO.

LA HISTORIA NOVILLERIL DE PABLO ATIENZA

Pablo Atienza se hizo torero en la escuela taurina El Espinar de Segovia, y al cerrarla me buscó la vida en la escuela de Moralzarzal. Luego terminó su etapa en la Fundación del Juli. Allí conoció a dos mexicanos, uno de ellos el matador de toros Héctor Gabriel, que le abrieron las puertas para torear en México. “Esos fueron mis inicios. Aquí estaba la cosa muy difícil. Me costaba casi el dinero torear. Decidí que no era el camino correcto, aguanté mucho, me fui a Salamanca a vivir y decidí finalmente prepararme como si tuviese cincuenta novilladas firmadas. Una preparación intensa. He toreado mucho y por eso he decidido ir a Madrid. Fue una apuesta muy fuerte que salió bien”, señaló a CULTORO Atienza.

FOTOGALERÍA; LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO