EL TENDIDO DE LOS SASTRES

El volapié


miércoles 9 mayo, 2018

Ocurrió en el cuarto, un toro de La Quinta mucho más reconocible en las hechuras de su encaste que los que salieron antes y después por la puerta de chiqueros.

Ocurrió en el cuarto, un toro de La Quinta mucho más reconocible en las hechuras de su encaste que los que salieron antes y después por la puerta de chiqueros.

PACO MARCH

Ocurrió en el cuarto, un toro de La Quinta mucho más reconocible en las hechuras de su encaste que los que salieron antes y después por la puerta de chiqueros. Un toro que tuvo la lidia perfecta tanto por su matador, Juan Bautista, como por Rafaél González que administró los capotazos con su reconocida sabiduría, que no necesita de alharacas. También Puchano midió el castigo en varas.

A Juan Bautista le tienen catalogado como torero técnico y 

frío y más de uno ya viene con el juicio hecho desde casa y eso obliga a que el torero de Arles les rompa los esquemas de algún modo, algo para lo que resulta imprescindible el factor toro.

Este, el cuarto, tuvo nobleza y sosería a partes iguales y Juan Bautista lo toreó con templanza y gusto, sobre todo por el pitón derecho, aunque sin calor desde el tendido. Quizá en ello algo de culpa debe tener lo antes explicado.

Llegada la hora de matar, Juan Bautista, que es de los toreros que mejor realizan la suerte ( en la de recibir, lo borda) se perfiló entre los tendidos 5 y 6 y llamó al toro (suerte contraria).

Se fue trás la espada en rectitud, la mano izquierda jugó su papel para vaciar la embestida y el estoque, pelín desprendido tal vez pero en la yema, se hundió hasta los gavilanes.

Se apartó el matador de la escena y la cuadrilla con él , luciendo la muerte del toro, que llegó en apenas unos segundos.

Habíamos visto un volapié perfecto y por eso lo cuento.