CAMPO BRAVO

La ganadería toledana obligada a mandar sus toros y vacas al matadero tras las graves consecuencias de la pandemia


sábado 7 septiembre, 2024

El de Ramón Carreño fue un sueño ganadero que tuvo que terminar a consecuencia de los problemas derivados de la pandemia

Toro
Un toro bravo en un cajón. © A. D.

Durante la larga historia del toreo han ido naciendo y desapareciendo vacadas por unos motivos u otros. Si siempre decimos que es una alegría ver como se crean nuevos hierros, duele dar noticias sobre la eliminación de vacadas dentro de nuestro campo bravo. Una de ellas se asentaba en La Torre de Esteban Hambrán, un lugar donde Ramón Carreño cuidada con mimo esa ganadería que tenía dada de alta en la Asociación de Ganaderías de Lidia.

Un proyecto ganadero que tuvo que mandar prácticamente en su totalidad al matadero por culpa de una pandemia que se llevó todo por delante. Amén del ganado, Ramón también ha dado de baja el hierro, la señal y la divisa quedándose únicamente una pequeña punta de vacas para fiestas y capeas privadas. Se trataba de una divisa castellano-manchega pastaba a unos 50 km de Madrid capital, esa que tenía una hermosa historia detrás.

 “La ganadería la inicio allá por el año 1995 y no te puedo decir una procedencia concreta porque en ese momento junte un hato de distintas procedencias. Estaba todo muy cruzado y la verdad no servía. Decidí cambiar en cuanto se presentó la oportunidad”, comentó Ramón Carreño allá por mayo 2014 a la Asociación Taurina Encierros de Navalcarnero. Un ganadero que con el paso del tiempo tuvo que bajar la persiana debido a la imposibilidad de seguir manteniendo su vacada.

Un proyecto ganadero que durante años llevó y gestionó el propio Carreño: En el año 2002 compré 114 vacas de vientre y -5 sementales de Las Ramblas, procedencia Salvador Domecq. En la actualidad todo proviene de Las Ramblas, no hay nada de lo anterior, comentó en la citada entrevista un criado de bravo que llevaba casi 20 años asentando su vacada en la finca Toros El Valle, una explotación ganadera de unas 160 hectáreas que -pese a la venta del ganado- sigue actualmente en poder de la familia.

Parte de esa simiente que durante varios lustros moldeó Ramón está ahora en manos de José Manuel Cantos, un ganadero cacereño que toma ahora el testigo: “La ganadería es muy cortita, tenemos poco más de 25 vacas que le compré a Ramón Carreño, un ganadero madrileño que tenía animales de encaste Domecq” explicó este ganadero de 56 años. “Respecto a los sementales, este es de línea Contreras, un semental marcado a fuego con el hierro toledano Carlos Serrano”.