Y Emilio de Justo fue izado hasta el hotel a hombros. La afición llevó al torero extremeño hasta el hotel en volandas tras su histórica gesta con seis de Victorino en Valladolid.
Previamente, Emilio de Justo había comenzado su encerrona a la antigua, porque salió andando a la plaza de toros de Valladolid entre el clamor de la afición, que lo arropó desde el hotel en el trayecto al coso del Paseo de Zorrilla.
Allí le esperaban seis toros de Victorino Martín, el hierro de la A Coronada que tanto había supuesto en su carrera y con el que se anunciaba en solitario. Y acabó de forma triunfal el gesto.