Tarde de dramatismo y verdad en el coso de Cuatro Caminos, donde se celebró la sexta corrida de abono de la Feria de Santiago. El matador Emilio de Justo resultó prendido por el segundo toro de la tarde, del hierro salmantino de El Puerto de San Lorenzo, en el final de una faena marcada por la entrega.
El astado, a un kilo de los 600, fue un salpicado girón, de proporciones equilibradas pese a su tonelaje, y cornidelantero. De salida, echó las manos por delante, mostrando desde el principio su complejidad y falta de entrega. Emilio de Justo intentó ahormar su embestida y estirarse con él, pero no se lo permitió. El toro tomó la primera vara con la cara alta, y en banderillas ya se desplazaba descompuesto.
Esa falta de franqueza marcó el tono de una faena trabajosa y valiente del torero cacereño. Buscó siempre ligar las tandas y someter al toro, que cuando no venía cruzado, se vencía en el viaje. Fue una labor de mucho mérito, lidiando a un toro defensivo, sin entrega y con peligro sordo.
Pese a las dificultades, De Justo le buscó las vueltas con técnica y valor, logrando arañar una tanda ligada de gran calado. El público, consciente del esfuerzo, acompañó con respeto y tensión creciente. Pero el momento del percance llegó con la espada: al atacar con decisión el morrillo, fue prendido de forma fea por la ingle, girando sobre el pitón en una imagen espeluznante.
La caída fue violenta y dura, y el toro lo pisoteó varias veces. Se apreciaba sangre abundante en la cabeza y la oreja izquierda, pero Emilio de Justo, con una casta fuera de lo común, volvió a la cara del toro, se desplantó y aguantó firme hasta verlo caer. El público, de pie, rompió en una clamorosa petición de oreja, que fue concedida tras la entrega innegociable del diestro. Este ha sido el parte médico emitido desde la enfermería del coso:
PARTE MÉDICO: Herida sangrante en cuero cabelludo de 7 cm; se realiza limpieza y sutura con grapas y se administra analgésico por vía intra muscular.