Muchos de los espadas en activo, y otros en la reserva, han soñado en convertirse con el tiempo en ganaderos de bravo, llegando alguno de ellos a alcanzar cotas importantes dentro del circuito. Nombres como los de Juan Belmonte, Paco Camino, Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea”, Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, José Ortega Cano, Julián López “El Juli”, Miguel Angel Perera, Alejandro Talavante y, más recientemente, José Antonio “Morante de la Puebla” se han subido a ese barco en el que Enrique Ponce lleva 30 años.
El valenciano, y jiennense de adopción, lleva varios lustros conviviendo con el toro bravo en la ya conocida finca “Cetrina”, una explotación agrícola y ganadera localizada en el término municipal de Navas de San Juan. Allí tiene desde hace años su cuartel general, un lugar donde cada año -que estuvo en activo- preparó su temporada europea en los fríos meses de invierno. El diestro de Chiva, querido en toda América, ha sido uno de esos espadas que ha paseado su nombre por gran parte de los ruedos levantados al otro lado del charco.
El olivar que posee Enrique Ponce se extiende en las fincas de “Cetrina” y “Avenzas”, las dos muy cercanas, en el término municipal de Navas de San Juan. En las 400 hectáreas destinadas a este cultivo intensivo crecen 53.000 árboles -aceituna picual- recogidas a finales del mes de octubre. En “Cetrina”, amén de la zona de olivar, se encuentran grandes pastos de la dehesa donde su ganadero intenta criar un toro esencialmente bravo, ese al que adornen atributos que se consideran esenciales para el desarrollo de la tauromaquia contemporánea: Humillación, clase, entrega o ritmo en la embestida, al fin y al cabo, un toro que se entregue cuando se sienta exigido.
La historia de la ganadería de Enrique Ponce
Para conocer la historia de esta vacada, ahora en manos de Enrique Ponce, hay que irse a la propia web de la RUCTL lugar donde se explica con pelos y señales: Esta Procede del lote que heredó en 1940 don Pacomio Marín de la de don Gudelio Marín Feter. En 1947 la adquirieron los señores Valcárcer Toledo, los cuales agregaron un lote de vacas y un semental de don Francisco Natera. En 1952 adquirieron asimismo un lote de vacas y un semental a don Isaías y don Tulio Vázquez. En 1972 la adquiere doña Amparo Mora Mora, que varió el hierro.
En 1990 fue vendida a don Luis Villalobos Loza, que varía el hierro, y eliminando todo lo anterior la forma con reses adquiridas al señor Martín Berrocal, herederos de Carlos Núñez y Marqués de Domecq. En 1992 y por fallecimiento de don Luis, se anunció a nombre de sus herederos. En 1993 la adquiere don Enrique Ponce Martínez, que varía el hierro y elimina todo lo anterior, formándola con un lote de vacas de “Toros de El Torero” y otro de Hermanos Sampedro con sementales de “Las Ramblas” pura procedencia Domecq vía Salvador Domecq.