Desperezándose el mes de febreros muchos son los ganaderos de bravo que siguen trabajando en la soledad del campo para ir poco a poco rematando las corridas de toros que lidiarán esta campaña. A menos de dos meses del inicio de la tan ansiada primavera -jueves, 20 de marzo- los animales ya se ven lustrosos pese a los días tan grises y lluviosos que tenemos en nuestra piel de toro. Las vacas siguen dando a luz a los animales que marcarán el futuro de esas vacadas, los erales empiezan a medir sus fuerzas jugueteando en los cercados e incluso los utreros ya van enseñando todo su potencial de cara a un 2026 donde serán ellos los verdaderos protagonistas.
Pero en un momento en el que puede parecer que ser ganadero de bravo es una utopía hay valientes que deciden echarse el petate a la espalda e intentar una aventura basada en una de sus aficiones. Este es el caso de Guillermo Rowe un gaditano afincado en Sevilla que ha elegido el campo como su modelo de vida. Allí desde hace años se dedica al tema cinegético y a la cría del ganado manso, ese que ahora complementa con una ganadería brava.
Un nuevo camino que ha tomado de la mano de su mujer Virginia y sus dos hijos, María y Guillermo. Un paso adelante en ll que varios amigos ganaderos como Borja Domecq, Francisco Javier Soto, Fernando Sampedro o Antonio Macandro, entre otros, han sido claves a la hora de dar este paso, pues contar con su ayuda y sus consejos ha sido, y, será clave en el devenir de este proyecto. Por todo ello nos pusimos en contacto con este ganadero de nuevo cuño para conocer aquello que tiene entre manos tras la compra de un hierro histórico que tiene fechada su antigüedad el 11 de abril de 1909.

“Lo primero es contarte donde estamos. Estamos situados en el término municipal de El Garrobo justo enfrente de la Venta El Alto. Las fincas ‘Las Cumbres’ y ‘La Garrachosa’ ocupan unas 1600 hectáreas de terreno siendo aproximadamente la mitad de ellas de monte y el resto más adaptables al ganado. Dichas explotaciones están en un lugar privilegiado encontrándose a unos 40 km de Sevilla por la A-66” nos explicaba Guillermo Rowe.
Un lugar que este ganadero conoce a la perfección al llevar años asentado en esta zona. Tras varios años recorriéndose palmo a palmo cada hectárea de la finca apostó por dedicar la misma a los ojeos de perdiz planteándose posteriormente hacerse con una punta de vacas y comprar un hierro de la RUCTL: “Este proyecto es para compartirlo con nuestros hijos, eso es algo que tenemos claro Virginia y yo. Hablando con una serie de amigos ganaderos nos decidimos a pujar -en segunda instancia- en la subasta pública de la Unión. Por historia nos gustaba el hierro de La Gloria, ese que en su día fue de personajes tan importantes como el Maestro Litri, Choperita o Pepe Chafick. Tras conseguir hacerme con dicho hierro toqué varias puertas y conseguí comprar 30 vacas para comenzar esta bonita andadura”.
Para dar de alta a dicho hierro se debía tener al menos 25 vacas y un semental, animales que ya pastan en un amplio cercado a la entrada de la explotación: “Todo lo que tenemos aquí es encaste Domecq. Yo tenía mucha amistad con Pedro Trapote, él sabía de mi afición al toro y tenía claro que de formar una ganadería acudiría a su casa. Por desgracia falleció y no ha podido disfrutar conmigo de este viaje pero su familia estará siempre al corriente de mis movimientos y lo tendré presente cada día que paso en el campo. Me hice con varias eralas ya preñadas y un semental de Toros de la Plata, amén de otras hembras de Soto de la Fuente. Con eso hemos comenzado a darle forma a una ganadería que todavía está en proceso embrionario”.

Con su hato de vacas y el semental ya en casa poco a poco se va trabajando en ir aumentando progresivamente la vacada: “Mi objetivo es asentarme en unas 60 hembras muy escogidas y abiertas en familias. Al no tener los primeros tentaderos hasta 2027 he decidido ir a ganaderías donde puedo encontrar esas líneas que yo busco dentro del encaste Domecq. Asistiré a tentaderos en vacadas cercanas y en casa de buenos amigos para seguir adquiriendo conocimientos que me ayuden a echar adelante este proyecto y si tengo oportunidad me haré con alguna vaca para seguir creciendo. Respecto a los sementales tenemos diferentes opciones y ya iremos tomando decisiones”.
Una extensa explotación que poco a poco va adaptándose a la cría del ganado bravo. El manejo de este tipo de animal es muy diferente al del manso de ahí que se tenga que poner especial empeño en adecuarla. Plaza de tientas, corrales, mangá… todo está ya construido en una finca muy completa que cuenta con vallado de alambrada en cada uno de los cercados de la misma. Las 150 vacas limusinas que pastan en la finca han encontrado en estas hembras bravas unas nuevas vecinas, esas que -como citamos antes- poco a poco irán aumentando en su número.
Amén de dar este paso por amor al toro y dejarle un legado a sus hijos también influyó mucho el tener a dos jóvenes matadores de toros en la familia: “Ver a mis hijos felices me da la vida y hacerlo junto al toro bravo es un sueño cumplido, ojalá todo vaya saliendo bien ellos puedan seguir escribiendo nuevos capítulos con La Gloria. Es un proyecto de familia, aquí todos somos aficionados al mundo del toro y gracias a esta compra mis hijos podrán convivir con este animal”.
Respecto a los objetivos estos van en consonancia con el crecimiento paulatino de la ganadería: “Creo que mirar el quinto escalón cuando no subiste el primero lo único que puede hacer es que te des de bruces contra el suelo. Nosotros vamos a ir poco a poco, sabemos que tenemos cosas buenas pero ahora nos toca darle nuestro sello y buscar aquello que queremos conseguir. No te mentiría si te digo que me ilusiona el vernos anunciados en los carteles pero eso no creo que llegue antes de 2030. Estos van a ser unos años de mucho trabajo en el que tentaremos todo a puerta cerrada y una vez creamos que la ganadería está en un nivel aceptable daremos el paso, antes desde luego no” acababa comentándonos Guillermo para cerrar la entrevista.
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