Hay una amalgama de novilleros que vienen pidiendo paso desde su etapa sin caballos, unos jóvenes que tienen claro el camino a tomar para intentar conseguir el sueño de ser matadores de toros. Este es el caso de Pedro Andrés un incipiente novillero que debutó con los del castoreño el pasado 7 de abril en la localidad salmantina de Villoria. Fue con un encierro de la divisa gaditana de Núñez del Cuvillo, vacada de reconocido prestigio con el que estuvo a la altura.
Una novillada donde también se anunciaban Ismael Martín y Jarocho, dos novilleros más placeados que no le fueron a la zaga al debutante pese a no salir a hombros uno de ellos. Cinco orejas y se cortaron en un festejo donde hubo dos vueltas al ruedo, destacando la nobleza y la calidad de algunos ejemplares que propiciaron la salida en hombros de Ismael Martín y Pedro Andrés. Ese novillero que queríamos conocer tras dejar su sello en su etapa sin picadores.
Lo primero fue hablar sobre su debut con caballos, una tarde donde saboreó las mieles del triunfo con una salida a hombros tras pasear dos orejas del sexto: “Fue una novillada muy buena, en la que la gente disfrutó, que es lo primordial. Mis sensaciones fueron positivas, porque el debut con picadores uno lo toma con una ilusión especial. Al final, era la primera novillada importante. Ya tenía muchas ganas de dar el paso y fue un día especial”.
Una tarde donde el juego de los animales de Núñez del Cuvillo sacó una exigencia que los tres novilleros supieron resolver en mayor o menor medida: “Los animales tuvieron sus dificultades, como la novillada en conjunto, pero mi segundo fue muy bravo, que lo hacía todo de verdad, de los que te hacen sentir pero no puedes relajarte”.
Una etapa sin caballos donde Andrés ha podido foguearse de cara al salto que ha dado recientemente con los del castoreño: “Han sido bastantes novilladas las que he toreado, y todos los días prácticamente he salido a hombros. Me quedo con plazas como Villaseca por la seriedad y el mimo con el que se trata todo, las dos tardes en Bilbao que fueron especiales, porque al final es mi tierra y pude disfrutar cortando una oreja el primer día y en la Aste Nagusia dos orejas, una a cada novillo de la mañana. Han sido unos 28 festejos, entre clases prácticas y novilladas”.
Una vez pasada la tarde del debut el objetivo se debe centrar en el día a día, en buscar seguir perfeccionando en su toreo para cuando lleguen las tardes claves en plazas como Sevilla o Madrid: “El tiempo dirá hasta donde soy capaz de llegar, por mi parte no va a quedar. Sueño con ganarme los contratos día a día. A mí me encantaría ya este año pisar las grandes Ferias de novilladas, pero eso está en manos del maestro Jorge Manrique, que él verá si es lo mejor ir este año o esperar al que viene”.
Para llegar a esas citas es importante estar placeado, pero también es fundamental saber mantener la calma cuando la presión aumenta: “El torear es muy importante pero también es bueno trabajar la mente para esta nueva etapa, porque está muy complicado, pero es una ilusión. Se prepara para dar lo máximo cuando tenga la oportunidad”.
Joven que actualmente reside a unos cientos de kilómetros de su casa, algo que por el momento no le afecta: “Vivo en Valladolid con el maestro. Suelo ir de vez en cuando a Vitoria a ver a la familia pese a estar a un ratito en coche. Los toreros estamos acostumbrados a viajar, de ahí que no me suponga mucho el meterme en carretera”.
Un novillero que sabe de lo complicado que está el toreo hoy en día, sufre en sus carnes el ninguneo hacia el toro e incluso en algunos lugares no desvela cuál es su profesión: “La situación de la falta de toros en Vitoria afecta, decir lo contrario sería mentir. Entreno y hago vida normal, pero sí que es cierto que en ciertos lugares no puedes comentar nada al respecto”.
