ENTREVISTA

“Es la hora de imitar el lobby anti para gritar que somos muy rentables para el Estado”


jueves 7 abril, 2016

Juan Medina analiza su obra Tauronomics, la desgrana y nos da a los aficionados las claves más importantes para saber combatir la yihad antitaurina a través de cifras

Juan Medina analiza su obra Tauronomics, la desgrana y nos da a los aficionados las claves más importantes para saber combatir la yihad antitaurina a través de cifras

JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / ILUSTRACIÓN: JUAN IRANZO

Si hace cinco años al profesor Juan Medina le
dijeran que iba a ser el personaje revolucionario que encendería los corazones
de los aficionados a los toros para defender su pasión a través de los números,
no se lo creería. Nadie lo había hecho hasta el momento. A pesar de ser el
segundo espectáculo de masas de este país, a pesar de ser el producto cultural
más rentable para el Estado y a pesar de (casi) no estar subvencionado. Lo ha
hecho un Juan Medina que, más allá de ser profesor de Teoría Económica de la
Universidad de Extremadura, es el sobrino de la tía Mercedes que veía corridas
en Televisión Española –no es ironía, no- en las tardes de verano. Ahora, ya
maduro, y con las cuarenta y seis temporadas de alternativa que le vida le ha
regalado, analiza la obra que ha revolucionado la Fiesta: Tauronomics.

Se está convirtiendo en el libro de cabecera
de cualquier taurino de a pie. Y es ahora ANOET en voz de Carlos Herrera, la
principal unión de empresarios taurinos, la que se ha hecho eco de este
estudio, ¿pensaba que iba a tener tanta repercusión?

Creo
que era necesario cambiar la percepción social del toreo y este libro lo está
consiguiendo. El mensaje que nos llega de la propia tauromaquia a los
aficionados es que es un espectáculo minoritario, en decadencia, y curiosamente
los datos demuestran lo contrario. La falacia antitaurina se ha encargado todos
estos años de ir propagando estos datos y han terminado calando, incluso a
veces entre nosotros mismos, que no hemos sabido contrarrestar con datos esa
mentira. El libro, en el fondo, va desmontando esas mentiras y creo que puede
ser útil para los aficionados, y puede tener cierta repercusión. No sabes nunca
si va a gustar más o menos pero sí creo, por lo que he percibido en los últimos
días entre la gente que he ha escrito, que echaban en falta ordenar los datos y
tener un argumentarlo para contrarrestar esas mentiras.

Los toros aportan al Estado el doble de las
ayudas que perciben. Eso, en otro contexto, sería una afirmación grave.
Gravísima. Casi de cárcel para unos gobernantes que no hacen caso a esta
realidad, ¿por qué nos encontramos ante la industria cultural menos
subvencionada?

​Es
curioso, porque como acabas de comentar, aportamos el doble de lo que recibimos
en ayudas públicas, sin embargo el mensaje que ha calado ha sido el contrario.
Un sector cultural en España –a pesar de que todos viven hiper subvencionados-
que sea capaz de aportar más de lo que recibe desde hace años debería estar
mejor gestionado ante la administración. Debíamos haber vendido bien ese
impacto económico y esa rentabilidad para el Estado en forma de mejores
rentabilidades fiscales, mejor trato por parte de la administración… y eso no
se ha hecho. Durante la época de la burbuja taurina, de alguna forma se
disimularon esos problemas estructurales que había, y era ése el momento de
haber negociado con la administración para mostrarles que generamos tanto y
tanto merecemos. Cuando ha llegado la crisis, nos ha afectado como a los demás
sectores culturales y tenemos unos problemas de costes de organización muy
graves, como cualquier espectáculo cultural. Ya es cuando habría que retomar
esa idea y defenderla de cara a la administración y de cara a los políticos,
que al fin y al cabo son los que deciden. Hay que pensar que el 90 % de las
plazas son públicas, por lo que la organización del espectáculo taurino depende
en buena medida del trato que la administración le dé.

¿Cuál será la forma de estructurar la
difusión de estas verdades a la sociedad? ¿Cómo y de qué forma hacérselas ver a
la sociedad, a los jóvenes y también a la Administración?

Yo creo
que en parte aunque no esté bien que lo diga, hay que imitar lo que ha hecho el
movimiento antitaurino en los últimos diez años: hay que hacer una información
a la sociedad de forma insistente. Hay que repetir los mensajes. Hay que
profundizar en ese lobby, hay que hacer trabajo de incidencia política para
gritar que somos muy rentables al Estado. Tenemos que contar esto al
Parlamento, a los partidos políticos… porque realmente luego lo hablas con
políticos y es que lo desconocen. Tú hablas con un alcalde para organizar una
Feria y, si te están dando la lata cuatro antitaurinos en el periódico local,
como alcalde dices que esto te causa problemas. Pero si el sector taurino está
haciendo una contracampaña para contar el impacto económico de las Ferias todo
cambia. Cuando comencé con estos trabajos en 2010 no se hablaba casi de impacto
económico, y unos años después ese mensaje ha ido calando. Te pueden gustar más
o menos los toros, puedes ir o no a la plaza, pero esa realidad económica de
turismo y de dinamización de la ciudad tiene un interés. Y al alcalde le
interesa obviamente crear empleo durante esos días. Se trata, pues, de eso, de
insistir y de que el sector, que tiene capacidad para relacionarse y para
entrevistarse con políticos de la Administración, lo haga. Yo, que al fin y al
cabo soy un aficionado de a pie, he hecho mi trabajo, que es el de difundir
esos datos en formato libro. A partir de ahí es el sector y los medios taurinos
los que deben insistir. Cuando lees a los antitaurinos dicen siempre cinco cosas,
y nadie dice que son pesados, pues nosotros debemos hacer igual: tenemos que
insistir en que no somos minoritarios porque hay encuestas que narran que los
toros le interesan a 15 millones de personas, insistir en la aportación de los
toros al Estado en términos de impuestos, insistir en que nunca se han
celebrado tantos festejos como ahora en la primera década del siglo XXI… y
cuando tú insistes con ese mensaje, a la gente le acaba llegando. Pero hay que
hacerlo. Hay que trabajar, y el trabajo a veces en nuestro sector cuesta,
porque a veces se quiere vivir de la inercia y tenemos un fuerte enemigo contra
el que hay que luchar.

¿Podría en esas cinco o seis cifras
aclararnos el impacto económico de la tauromaquia para la economía?

Perfectamente.

En términos de turismo, al año, más de seis millones de turistas y
visitantes se desplazan para ver toros en una ciudad que no es la suya.

El impacto total del toreo son 1600 millones de euros anuales. Eso
significa un 0´16% del PIB. Si se prohíben los toros, se reduce el PIB de
España en ese 0´16%.

En cuanto al IVA, el toreo aporta al Estado casi 43´86 millones
anuales en ese concepto, y con ese dinero el Estado está pagando 132.000 becas
o el coste mensual de 125.000 pensiones. Gracias a los toros se está aportando
a la educación, a la sanidad o a la dependencia en este país.

Otro dato, en términos de subvenciones –que son la gran mentira-, son
sólo 25 millones de euros anuales. Eso no llega ni al 0´9 % de lo que se gasta
el Estado en cultura. No es prácticamente nada.

Otro dato son los 25 millones de espectadores anuales a los toros en
un espectáculo que está marginado en medios generalistas, que no dan corridas
en televisión a pesar del arraigo social tan grande como para atraer anualmente
a esos 25 millones de espectadores.

Un último dato que me parece importantísimo es que, a pesar de la
crisis, se siguen dando más de 17.000 espectáculos taurinos en España, contando
los festejos formales y los festejos populares. El arraigo social precisamente
radica en esa base de la tauromaquia que es el encierro que muchas veces está
auto-organizado por parte de peñas y son éstas las que canalizan esa pasión
taurina en forma de espectáculo. A pesar de la crisis, no han bajado los
festejos en España y es significativo. La crisis ha afectado, sobre todo, a las
plazas de tercera y a las portátiles que han concentrado el 85 % de la
reducción. Si tú quitas plazas de tercera y portátiles, los festejos populares
no solamente no han disminuido sino que han aumentado.

El IVA taurino financia 132.000 becas o
vacuna a 562.000 niños, impactante ¿no? ¿Y los antitaurinos a quién financian o
curan? ¿Cómo y de qué forma hacer ver esto a la sociedad?

Cuando
tú trabajas con datos e intentas construir un discurso para desmontar otro, la
idea descarga en los medios de comunicación y su importante labor, por tanto
para visibilizar el sector –porque realmente ahora mismo somos invisibles- para
llegarle a la sociedad, a la gente joven. En la Universidad no solamente a
muchos no le interesan, sino que ha calado en ellos el mensaje antiataurino. Es
un poco mostrarle los datos a través de los medios de comunicación y a través
de ese trabajo insistente en un lobby que, en el fondo, no es más que
organizarse, dejar de lado los intereses particulares de cada parte del sector
–que es lógico que existan como en otro cualquier sector empresarial- y unirnos
en el punto común de lanzar un mensaje único a la sociedad frente a esas
mentiras antitaurinas. Y ese trabajo es complicado porque ahora se trata de
desmontar diez años de mentiras. Hay que empezar a ello, es difícil, pero creo
que existe una demanda que se refleja en los 25 millones de espectadores que
nos ayuda a movilizar a los nuestros, a los aficionados, para hablar de toros
con naturalidad y sin cortarse. Esos datos nos sirven también para convencer a
los indiferentes, que en este caso son la mayoría. Luego están los contrarios,
los antitaurinos, que son en el fondo una minoría ruidosa a las que se les
sobredimensiona en muchas ocasiones en los medios cuando en la realidad son
cuatro, pero cualquier actividad que hagan sale en los medios. La idea es
neutralizar ese mensaje a través de datos, porque entrar en el debate del
presunto bienestar animal ellos lo evitan porque saben que a la mayoría de la
gente le es indiferente. Pero a la gente sí le llega el mensaje de que «el
sector está subvencionado”, cuando en realidad es mentira. Creo que si
empezamos poco a poco a comentar eso, irá calando en una sociedad que hasta
ahora no ha recibido nuestro mensaje, sino que sólo ha recibido el mensaje
antitaurino de que nos subvencionan con 600 supuestos millones de euros. Si
ahora le dices que sólo son 25, la gente nos dejará en paz que hagamos lo que
queramos porque no le suponemos un gasto al Estado.

¿Dónde y por qué nace Tauronomics? ¿Cómo un
aficionado de a pie puede conseguir el libro?

Hay dos
partes. Me implico en este tema en el año 2010, cuando se prohíben los toros en
el Parlament de Catalunya, pero en segundo lugar lo que me ha dado más ánimo
han sido las elecciones locales que hubo el año pasado. Muchos ayuntamientos
consiguen estar gobernados por fuerzas contrarias a la tauromaquia y me pareció
que era el momento de dar el paso y de darle forma a ese libro. La manera de
conseguirlo es a través de Amazon, pero además
el libro se puede adquirir en la librería Con Tarima (Madrid), en el
Kiosco San Agustín (Sevilla) y en la Librería Agrícola de Jerez, que los envía
a toda España (
www.agricolajerez.com).

Nos importa ahora su parte más personal,
¿cómo nace su vocación taurómaca y cómo la ha desarrollado en los últimos años?

No
tengo gran tradición en casa. Me aficioné a través de mi tía Mercedes, a la que
le gustaban los toros un montón y en los años ochenta los veía en Televisión
Española. Me acuerdo perfectamente de la famosa «Corrida del Siglo”, que la vi
y vi también en televisión la repetición en horario de máxima audiencia. Un día
fui a los toros y me impactó. No fue una gran tarde de toros, pero me pareció
un espectáculo tan tenso, tan real, que me enamoró. Me pareció que ese
espectáculo encerraba una mezcla de valores éticos y estéticos que no
encontraba en otros sitios. A partir de ahí me empecé a enganchar.

Si tuviese que quedarse con una terna, una
ganadería y una plaza, ¿con cuál sería?

Un
cartel, ahora, en el momento actual, estaría compuesto por José Tomás, Morante
de la Puebla y Diego Urdiales con toros de Victoriano del Río por su gran trayectoria en Madrid en la última década. La plaza sería
en Las Ventas.

Y, por último, ¿un número con el que se quede
que nos sirva para aprendérnoslo todos los aficionados y saber combatir la
yihad que nos ataca?

Es el
25. 25 son tanto las subvenciones, que son muy pocas, como 25 millones de
espectadores que vamos a la plaza. Es un número cabalístico en el toreo.