CAMPO BRAVO

La ensoñación brava de Espartaco: su ‘aventura’ ganadera en ‘Majavieja’ y el encaste que cría


lunes 25 diciembre, 2023

El diestro sevillano sigue disfrutando de todo lo conseguido durante años de carrera en su finca de Constantina

Espartaco
Espartaco en una barrera. © Plaza 1

Juan Antonio Ruiz “Espartaco” es de esos toreros que sigue apostando cada día por el toro bravo, un diestro que se desvive por esos animales de sangre Torrestrella-Guateles que cría en ‘Majavieja’ y ‘Cerroporras’, dos fincas situadas en el término municipal de Constantina. Un lugar perfecto para la cría del toro bravo por la abundancia de encinas y alcornoques, destacando también por sus onduladas lomas, algo que la hace perfecta para la cría de animales en extensivo.

Aquí desde 1987 el torero de Espartinas tiene asentado su cuartel general, un lugar donde descansar y abstraerse del mundanal ruido. Aquí cría sin prisas un tipo de toro muy definido, un animal con seriedad en su comportamiento pero también con nobleza en su mirada. Una vacada que lleva lidiando corridas de toros desde hace un par de años, un paso adelante que ha venido de la mano de plazas de tercera donde tanto embiste una ganadería que necesita estar en tipo para sacar todo lo que llevan dentro.

Sería en el citado año 87 cuando Juan Antonio compraría la ganadería de Juan Jiménez Alarcón, ganadero que la tuvo poco en su poder tras adquirirla a los hermanos Núñez. Espartaco decidió variar entonces el hierro por el que usa actualmente, imprimiéndole su sello nada más llegar. Tras una exhaustiva selección, desecha gran parte de la ganadería y adquiere vacas y sementales de “Torrestrella”. En 1993 adquiere un lote importante de hembras, machos y sementales de la ganadería de “Los Guateles” componiendo con esta sangre la mayor parte de la sangre de la ganadería.

30 años de la ganadería de Espartaco este 2023

Una entrada de ganado de la que se cumplieron 30 años este 2023, tiempo suficiente para que el sevillano consiguiera asentar un proyecto ganadero enfocado en las novilladas con y sin picadores. Sevilla y Madrid ya saben de las virtudes de un hierro que exige mucho a todo el que se pone delante, siendo muy agradecido cuando se le hacen las cosas bien. Un animal que convive con otras especies en una finca que da cobijo a otras razas que hacen de ‘Majavieja’ y ‘Cerroporras’ un lugar donde poder vivir a cuerpo de Rey.

Por la localización y orografía de la misma es normal la celebración de Monterías, algo que atrae a un buen número de cazadores que disfrutan con esta actividad tan típica de nuestro país. Una actividad que se complementa con la cría del cochino ibérico y con el corte del corcho cada 7 años, algo fundamental para cuadrar las cuentas de la explotación. Por lo tanto, el espada sevillano sigue arraigado a un lugar donde se encuentra cómodo, una dehesa donde es feliz junto a sus animales, esos que le dieron la oportunidad de ser quien es ahora mismo.