La lluvia volvió a hacer acto de presencia con fuerza cuando salía el tercero de la tarde al ruedo de Dax, un astado que arremetió con fuerza al caballo y que domeñó de inicio, capa en mano, Fernando Adrián. No era fácil sobreponerse a las circunstancias climatológicas, y lo hizo el madrileño, porque aprovechó la buena condición del de La Quinta para dejarle momentos de calado arriba por la derecha, bajando la mano y llegando con fuerza al tendido galo, y también –aunque más aislado- al natural, por donde dejó algunos de trazo caro. La lástima fue la estocada, que no entró en lo alto, lo que evitó el premio.
Una estocada baja impidió de nuevo el triunfo de Fernando Adrián en el sexto, un toro con el que dejó una obra de buenos momentos en el toreo fundamental por ambos lados; faena de exposición, pero una lástima que el acero no entrase certero para refrendar su buen momento.