PAMPLONA

Ferrera y la donación de su sueldo en Pamplona a los más desfavorecidos: se cumplen cuatro años de un gesto que le honra


lunes 7 julio, 2025

El que realizó Antonio Ferrera tras encerrarse con Miura en la Monumental navarra fue un gesto desinteresado que, cuatro años después, sigue siendo recordado

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Antonio Ferrera saluda una ovación el pasado San Isidro. © Luis Sánchez Olmedo

Pocas veces un torero logra trascender más allá del ruedo y dejar una huella tan profunda en la memoria de una afición como lo ha hecho Antonio Ferrera, espada que ha sabido evolucionar con el paso del tiempo. El balear, afincado desde su niñez en la provincia de Badajoz, ha ido poco a poco encontrándose consigo mismo hasta alcanzar el toreo que hoy lo define. Matador que ha cosechado triunfos con ejemplares de distintos encastes y variados comportamientos a ambos lados del Atlántico.

Una de las plazas donde Ferrera ha dejado una impronta especial es Pamplona. El diestro extremeño no solo es un nombre habitual en los carteles de la Feria del Toro, sino también una figura que, con los años, se ha ganado el respeto y el afecto de la afición navarra. Su vínculo con esta plaza ha ido más allá del arte del toreo; ha sido una entrega personal, creativa y humana. Todavía resuenan los ecos de aquel rabo que le cortó a Hebijón, un toro de Victorino premiado con la vuelta al ruedo hace casi veinte años.

Otra de sus tardes más memorables tuvo lugar en 2022, cuando Ferrera asumió uno de los mayores desafíos que puede afrontar un torero: lidiar en solitario seis toros de Miura. Aquella jornada, ya histórica por el hierro escogido, quedó grabada en el imaginario colectivo no solo por la magnitud del reto, sino por lo que vino después. Ferrera decidió donar íntegramente sus honorarios a la Casa de Misericordia, entidad organizadora de la feria, como muestra de gratitud y compromiso con una institución que representa el alma de San Fermín.

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Otra imagen de Ferrera con un Miura en Pamplona. © Emilio Méndez

No era la primera vez que Antonio protagonizaba gestos de este tipo, pero en Pamplona esa acción cobró un valor especial por el destino de la donación. En un contexto en el que la tauromaquia enfrenta numerosos desafíos, su decisión fue interpretada como una declaración de amor por la Fiesta y un respaldo firme a quienes la sostienen desde sus cimientos. El gesto trascendió el ámbito taurino y fue reconocido por la ciudad como símbolo de generosidad y entrega.

Antonio Ferrera no necesitaba de aquella acción para ganarse un lugar en Pamplona; ya era un torero muy querido por su gente. Pero ese 14 de julio lo elevó a la categoría de referente ético y artístico. Por ello, cuando se menciona su nombre en esta ciudad, no se hace a la ligera. Ferrera representa ese tipo de figura que comprende que la plaza no es solo un escenario, sino también una responsabilidad. Y su gesto, cuatro años después, sigue latiendo con fuerza entre los tendidos de una ciudad que no olvida a aquellos que tienen un gesto de tanta grandeza.

Este año no se enfrentará a los toros de Miura, sino a la divisa gaditana de los Herederos de D. José Cebada Gago, ganadería asentada en la finca La Zorrera. Desde allí partieron hace algunos días los siete astados reseñados por los veedores de la Meca, siendo uno de ellos descartado para el tradicional encierro matinal. Una corrida en la que también están anunciados el sevillano Pepe Moral, en sustitución de Víctor Hernández, y el valenciano Román.

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Antonio Ferrera lancea a un toro de Miura en Pamplona. © Emilio Méndez