REDES SOCIALES

Así se ha ‘tirado’ un joven torero a un ‘pavazo’ de Cebada Gago


lunes 23 junio, 2025

El matador de toros de Calasparra no dudó en acudir a la localidad madrileña para seguir sintiéndose vivo delante de la cara de los toros

Filiberto
Detalle de un traje de luces y, a la izquierda, Filiberto toreando. © C. C.

No es la primera vez que en este medio hablamos de la figura del matador murciano Filiberto, espada que, ante las escasas oportunidades que se le están dando en la plaza, no ha dudado en tomar la sartén por el mango y acudir a las distintas capeas que se celebran en nuestra piel de toro. En esta ocasión, se desplazó hasta Móstoles, donde este fin de semana los aficionados al mundo del recorte y el toreo estaban de enhorabuena.

En el toreo, llegar a la alternativa no significa alcanzar la cima, sino comenzar la parte más escarpada del camino. Muchos matadores, tras años de esfuerzo como novilleros, se topan con un sistema desequilibrado, donde el mérito queda a menudo eclipsado por intereses cerrados y carteles inamovibles. El murciano es un claro ejemplo de esta realidad. Desde que tomó la alternativa en Albacete en 2016, no ha logrado consolidarse en las grandes ferias. Y, sin embargo, sigue en pie, buscando cada resquicio donde pueda expresarse como torero.

El contexto actual tampoco favorece. El toreo aún arrastra las secuelas de la gran caída iniciada tras la crisis económica de 2008, cuando se pinchó la burbuja que inflaba artificialmente el número de festejos. Las temporadas de finales de los 90 y principio del 2000 quedaron atrás, y con ellas las oportunidades para los toreros emergentes. Años después, la pandemia vino a desnudar aún más las debilidades de una estructura ya tambaleante. Aunque las últimas temporadas muestran una leve recuperación, la estabilidad actual tiene su reverso: las grandes ferias se cierran cada vez antes y con menos margen para las sorpresas.

En ese escenario, el banquillo taurino se llena de nombres con hambre y sin foco. Matadores como Filiberto —que dejó buenas sensaciones en su etapa de novillero, incluso en plazas como Las Ventas— han visto pasar las temporadas desde la sombra. Sin un apoderado influyente, sin una corrida televisada o un golpe de efecto, romper el techo que impone la industria resulta casi imposible. Y mientras tanto, la espera puede convertirse en una condena silenciosa.

Para mantenerse activo, Filiberto ha encontrado refugio en el festejo popular, donde el toro sigue siendo el mismo y la emoción, si cabe, aún más cruda. En estos escenarios, sin boato ni focos, el diestro de Calasparra ha continuado toreando, mostrándose con autenticidad ante un público que valora el riesgo sin artificio. Recientemente, un vídeo suyo toreando un astado en una capea se hizo viral en redes sociales: muleta baja, temple y una actitud que dejaba clara su entrega absoluta.

Esta vez, la oportunidad de seguir creciendo como torero se presentó en la localidad madrileña de Móstoles, donde se celebraron varias capeas en su plaza de toros. Allí, Filiberto no dudó en tomar muleta y espada para medirse con enorme firmeza y verdad a un ejemplar de la ganadería de Cebada Gago. Un toro en puntas, que repitió sus embestidas con fuerza, aunque algo desordenado, ante la muleta del murciano.

Al no haber pasado por el caballo, era fundamental que el torero mostrara total firmeza para ir poco a poco ordenando las embestidas de un animal de encastada bravura. Las imágenes, que el propio diestro compartió en sus redes sociales, se hicieron virales. Y no es para menos: pisó un terreno comprometido, reafirmando con hechos lo que ya dejó claro tiempo atrás: “Si no hay sitio en las ferias, habrá que buscarlo en la calle”.