Desde un tiempo a esta parte están entrando en carteles y ferias de importancia las ganaderías de la rama Santa Coloma, un encaste esencial en la historia del toreo que se llevó bastantes años orillado por la estandarización de un toro de enormes dimensiones y el cliché de ser una ganadería poco agradecida y en ciertos momentos dura. Con el paso del tiempo muchos ganaderos han ido depurando esas hechuras y consiguiendo un toro más bajo y fino de cabos, y esa regularidad tan necesaria para no caerse por el desfiladero.
Ganaderos que han seguido siendo fieles a su tipo de toros sin renunciar a ir buscando un toro con particularidades diferentes al que había en los años 80. Ganaderías como La Quinta, Rehuelga, Pallarés, Ana Romero o Los Maños ya son habituales en las principales ferias, hierros que consiguieron asentarse en un circuito que hace años los tenía como el patito feo. Una regularidad que fue acompañada de otras virtudes como la entrega o la humillación, amén de unas hechuras más armónicas y ese punto mayor de seriedad en su fenotipo que le abría las puertas de plazas de primera.
Con el paso de los años, todos o prácticamente la mayoría de los encastes se han tenido que adaptar a las exigencias de los veterinarios -la báscula no perdonaba- y tanto veedores como veterinarios con su absurda búsqueda del toro mastodóntico obligaron a los ganaderos a aceptar el ultimátum, algo muy parecido a aquello de las lentejas, o las tomas o las dejas. Por ello es loable el trabajo de unos ganaderos que han conseguido criar el toro más bravo de la historia con el hándicap de la alzada y el exceso de kilos. El toro de hoy en día en plazas de primera, poco o nada se parece al de los años 50, 60, 70 y principios de los 80. El toro que lidiaba en estas plazas ya no vale ni para El Puerto de Santa María.
El salto de Flor de Jara a las corridas de toros
Por todo ello queríamos hablar con uno de esos ganaderos que sigue apostando por este encaste, un joven que poco a poco está llevando a la ganadería familiar que formara su padre a esos lugares donde soñaba. De momento su apuesta son las novilladas, sin renunciar a lidiar corridas de toros; todo se hace despacio, sin prisas, un paso en falso les haría volver a la casilla de salida, de ahí que Aragón Cancela y su familia se tomen este proyecto de Flor de Jara muy en serio. Daniel Aragón, hijo de Carlos Aragón Cancela se muestra ilusionado por seguir los pasos de su padre, junto a él participa en el día a día de un proyecto a medio largo plazo.
Por ello buscan pulir poco a poco una ganadería que este año cuenta con una interesante camada para afrontar esos compromisos que tienen por delante, la ilusión por esta nueva camada puede con los vaivenes sufridos en el pasado: «Este año tenemos tres corridas de toros. Iremos a la Copa Chenel con dos toros, y el resto de festejos estamos a ver dónde las colocamos. Tenemos tres novilladas con caballos, una en Aire sur L`Adour el 1 de mayo, vamos con un novillo a la corrida concurso de Madrid, y el resto se lidiarán por la Sierra de Madrid. También lidiaremos en el Circuito de la Comunidad de Madrid. Además, tenemos dos novilladas sin caballos; una irá a España y otra a Magescq, en Francia».
Una camada corta, pero muy medida en función de la demanda que tiene sus animales hoy en día en el mercado: «Para este año tenemos entre toros y utreros unos 45 animales. Como bien dices, no es un número alto, pero es el idóneo para afrontar una temporada donde le podamos dar salida a la totalidad de ellos».
«Que las figuras del toreo se animen a lidiar nuestro encaste es positivo»
Aún no han empezado a lidiar la camada de este año y ya en los cercados van tomando cuerpo esos animales que serán lidiados en 2024, toros y novillos provenientes de nuevos sementales de la casa y vacas muy contrastadas: «Para 2024 tenemos prácticamente lo mismo, tres o cuatro corridas de toros y tres o cuatro con caballos. Como esta es una camada que nos ilusiona mucho por ser de nuevos sementales de la casa, ojalá las cosas salgan bien este año y podamos lidiar esos animales en plazas importantes».
Una ganadería que tras la compra a la familia Buendía ha ido adaptando ese encaste a su prototipo de toro y amoldando a los animales a la sierra madrileña, una evolución de la ganadería que en pocos años cumplirá 20 años en manos de la familia: «Los toros afortunadamente están listos para lidiarse. Este año están bastante adelantados. Está muy bonita. El invierno es duro, con frío y aguantando. Estos últimos años hemos estado más centrados en las novilladas y este año daremos el salto a las corridas; a partir de este año, nuestra intención es tener entre tres y cuatro corridas de toros, que es donde nos centramos».
Un encaste que poco a poco va entrando en carteles de postín gracias a la apuesta que están haciendo determinados toreros por este encaste: «Que las figuras del toreo se animen a lidiar nuestro encaste es positivo. Eso hace que crezca el encaste y que las ganaderías que sean capaces que los toros embistan, de propiciar triunfos y de que la afición demande ese tipo de carteles, sigan adelante. Es positivo que las figuras se apunten, como estos años, a corridas de La Quinta, Rehuelga, Pallarés y esperemos que nuestras también».