Llevamos siete días con nuevo ministro de Cultura y Deporte, con la nueva persona que dirigirá el toreo en el Gobierno, y el supuesto organismo defensor y representativo de éste, la Fundación Toro de Lidia, no ha tenido ni una buena ni una mala palabra respecto a un encuentro con él. Al menos en público.
Tan sólo una fría bienvenida en redes para aquel que tampoco ha tendido su mano a un espectáculo al que representa. Y al que, por supuesto, ni siquiera se dignó a mirar, como sí ha hecho con otros actos culturales y deportivos que se han sucedido en los últimos días.
Más allá de que la FTL se trate de una entidad subvencionada por el Ministerio y de que reciba dinero de éste para un programa en YouTube en vez de apuntalar los cimientos de los medios que siguen dando el cayo sin cobrar un duro y a los que les piden apoyo desinteresado para sustentar su hoja de ruta, no se debe callar ante el que calla.
Más allá de que ni miren a los que no humillan la cara a la proposición de su muleta, una proposición que ellos creen que es de gobierno mas no barajan que dejan el huequecito entre carne y pitón en el embroque, no se debe callar ante el que calla y ningunea -por el momento- a un sector por el que le toca velar.
El hueco del truco, que dicen, o más bien del peligro: el que corren si siguen por el camino que hace ver al no aficionado que la entidad es un chiringuito más que trinca pasta pública.
Siete días sin una buena ni una mala palabra para Iceta que salga del burladero.