ENTREVISTA

Fundi: “Madrid siempre fue una losa muy dura para mí pero en la que si hacías el esfuerzo salías fortalecido”


domingo 30 diciembre, 2018

El Fundi, torero de Madrid. Ha sido signo y seña de esta plaza durante el cuarto de siglo que ha venido haciendo el paseíllo en el coso que le vio salir los dientes. Recordamos la entrevista.

El Fundi, torero de Madrid. Ha sido signo y seña de esta plaza durante el cuarto de siglo que ha venido haciendo el paseíllo en el coso que le vio salir los dientes. Recordamos la entrevista.

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

El Fundi, torero de Madrid. Ha sido signo y seña de esta plaza durante el cuarto de siglo que ha venido haciendo el paseíllo en el coso que le vio salir los dientes. Con personalidad dentro y fuera del ruedo, en la actualidad prosigue su labor educadora en la Escuela Taurina de la Comunidad de Madrid. De todo ello, de su trayectoria, de su compromiso como docente y de sus primeros y últimos días en activo en esta profesión habla para la sección “Toreros de Madrid” de Cultoro Magazine.

En primer lugar, ¿cuál es el recuerdo más remoto que Fundi tiene de la plaza de toros de Las Ventas?

El primer recuerdo que tengo fue cuando la conocí por primera vez de niño. Salí de la boca de metro cuando tenía trece años y cuando me encontré la plaza creía que me iba a comer de lo que me impactó ese monumento, veía que se me venía encima. Luego he toreado desde niño, desde becerrista, de novillero con caballos, matador de toros…

Las novilladas de promoción eran un auténtico remanente nocturno de afición, ¿cómo eran aquellas noches venteñas?

La primera vez que toreamos era un festival, matando un becerro junto a otros compañeros como Niño de la Taurina. Era un festival un poco peculiar y toreamos un novillo entre Joselito Bote y yo. La verdad que fue un novillo fuerte, pero dimos una gran actuación. Entonces la empresa era Chopera y le gustó mucho. Toreamos posteriormente un concurso de novilladas sin picadores.

Y os distes una vueltecita a España en esa época.

Sí, nosotros nos dimos una vuelta completa a España. Triunfar en esta plaza de Madrid te abre muchas puertas.

¿Cuándo se empezó a cuajar ese trío inseparable de Fundi, Bote y Joselito?

De becerristas. Se quiso sacar una generación que sustituyera a la de Yiyo, Lucio Sandín y Maestro.

Y con picadores, ¿cómo fue en Madrid?

La primera temporada no fuimos. La segunda sí. Cuarenta novilladas había toreado la primera, el año siguiente comencé a ir a sitios importantes pero lo llegué a ver tan oscuro y tan negro que incluso dejé de torear tras las dos novilladas de Madrid. Me retiré y volví directamente para tomar la alternativa año y medio después.

Y la alternativa en Villaviciosa de Odón.

Yo estaba retirado. Se juntó a todo ello el servicio militar. Estando en la mili toreé una novillada antes de la alternativa, un festival y la alternativa en Villaviciosa de Odón. Habíamos triunfado mucho de chavales, pero esta era ya otra historia. Ese año toreé diez o doce corridas por pueblos hasta que gracias a Dios me pusieron en una corrida en Francia y mi carrera comenzó a tirar hacia adelante. Gané dinero y me posicioné en ese tipo de carteles.

¿Qué tarde recuerda con más ahínco en la plaza de Madrid?

Madrid ha sido una plaza en la que he sufrido mucho. Marcó mucho mi carrera el día de mi confirmación, donde tuve un encontronazo con el tendido 7, algo que he seguido teniendo el resto de mi carrera. Pude saborear en los últimos años el respeto de esta plaza afortunadamente.

Esa Puerta Grande nunca llegó, pero sí el fervor mutuo entre afición y torero.  

No he llegado a salir por la Puerta Grande, estuve a punto en una tarde de Dolores Aguirre, pero el presidente me negó una segunda oreja que para mí habría sido importantísima. Madrid siempre ha sido muy duro, ha sido una losa, he pasado mucho miedo escénico pero también me ha ayudado.

Y el adiós de San Isidro, en el que no salieron las cosas.

En el adiós de San Isidro salió todo al revés. Cambiaron la corrida dos veces, luego echaron un desastre de encierro, además en un día de agua, de pasar mucha pena y tristeza… pero incluso ahí, en esa tarde, vi que la gente me quería en Madrid. Vi que la gente me dio calor y ánimos. Eso no supone tanto como un gran triunfo pero me dio en lo personal una motivación especial. En la tarde de la feria de Otoño también sentí ese calor y ese cariño.

Uno de los recuerdos que hoy más se ponen de manifiesto es ese apadrinamiento de la alternativa de Víctor Barrio en esta plaza. Supongo que todo un orgullo.

Fue una tarde en la que entré por una sustitución en el año de mi despedida. Tuve la fortuna de darle la alternativa a Víctor Barrio. Empezó a entrenar con nosotros en Móstoles y me hizo especial ilusión darle la borla. Pude cortar una oreja y fue una tarde muy agradable para mí. Ha sido mi última oreja en Madrid.

¿Se tomaba Fundi la tarde de Istres como la del adiós?

No era ni despedida. Era una corrida más. Cuando me retiré dije que era mi despedida, pero que no me cortaba la coleta. Yo creía y sabía que iba a volver a torear, como así ha sido. Me encantó la idea y la disfruté, Volví a repetir que si se diera algo más que me guste y que me agrade, que me apetezca, por qué no volver a vestirse de torero.

Uno de los puntos importantes de su carrera fue el tercio de banderillas, ¿por qué ya no se banderillea y los novilleros no le dan importancia a cubrir este tercio?

No lo sé. No sé si se le da el valor que tiene que tener el mundo de toro en general. Yo en la escuela de Madrid intento inculcarlo a todos los chavales. Tiene que haber vocación para hacerlo con interés. El que no se valore especialmente bien por la prensa y parte de la afición puede influir.

¿Cómo era la afición de antes y cómo es la de ahora en Madrid?

Madrid ha sido siempre muy variable, muy intransigente, difícil, dura y cambiante de un día para otro. Ahora está sin rumbo. Hay tardes que se dicen unas cosas que están fuera de punto y lugar; no le veo que haya criterio lógico. Madrid da a veces hasta pena.  

¿De cuántas corridas estamos hablando, por cierto, en Madrid?

Más de 50, seguro.

He toreado 25 años, pero he fallado algún año por no ponerme de acuerdo con la empresa.

Todos sabemos sus comienzos duros, su manera de superarse en lo personal y en lo profesional y, además, su gran labor educadora años después, ¿qué diferencias tenían respecto a los de ahora y qué ve de bueno y de malo en la nueva hornada novilleril actual?

La situación la marca la sociedad. Ahora se está haciendo una generación de chavales menos respetuosa con todo lo que les rodea, con mayor pasotismo y menos entrega en cada cosa que se hace y eso también se nota en los chavales que empiezan a ser toreros. En la escuela intentamos inculcar que esto es una vocación de respeto y de sacrificio.