SEVILLA

Galván, su faena a ‘Pelucón’ y una importante tarde lastrada por el descabello en La Maestranza


miércoles 30 abril, 2025

El gaditano pulseó la embestida del segundo astado esta tarde en Sevilla para cincelar una obra eminentemente derechista que gustó por su expresión. En el quinto volvió a atascarse con el descabello tras otra firme faena.

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Foto: Eduardo Porcuna

Meció templadamente el capote Galván en su saludo al segundo, otro toro de la divisa manchega que salió suelto y al que le costó un mundo humillar. Poco castigo se le infligió en un tercio de varas donde llegó a derribar al piquero al coger al jaco por los pechos. Torero fue el inicio de faena del gaditano templando la pasadora embestida con varios muletazos al ralentí. Aprovechó la inercia del toro para dejar muletazos donde siembre pivotó la embestida de este a su cintura. El cambio de mano y el posterior pase de pecho -de pitón a rabo- fueron una delicia. Se enroscó a la cintura a un ejemplar que salía desentendido de la suerte. Le puso expresión y alma a todo lo que hizo, dejando pasajes de gran cadencia pese a descolocarse el animal una vez finalizado el muletazo. Pulseó la embestida del astado para cincelar una obra eminentemente derechista que gustó por su expresión. Su tanda al natural acariciando al toro y un torerísmo final con varios pases de la firma y remates de mucho gusto acabaron de caldear nuevamente a unos tendidos que vivieron con pasión la faena. Labor llena de naturalidad y frescura de un espada que marró una faena de triunfo tras fallar con el verduguillo. Sonó un aviso y saludó una cerrada ovación desde el tercio.

En quinto lugar salió otro colorao para David Galván, un animal que se movió sin demasiado celo y humillación. Se le midió en el jaco antes de una lidia a media altura para no quebrantarlo en demasía. Inteligentemente, David no le dejó pensar en ningún momento, dejándole la muleta en la cara y tirando de este en una primera serie que caló en los tendidos. Pese a humillar poco, Galván le imprimió temple a su trasteo en muletazos que nunca pudieron ser por debajo de la pala del pitón por la condición del toro. Se colocó en el sitio indicado, le corrió la mano con temple en muletazos de su personal concepto. A zurdas el de Alcurrucén tendió embestir algo más por dentro, algo que obligó al gaditano a desplazarlo hacia fuera perdiendo ajuste su labor. Anduvo muy inteligente para darle al animal aquello que pedía en cada momento y así hilvanar una faena que se vivió con interés desde los tendidos. Cierto es que no fue un trasteo de abandono, pero sí ese donde pudo mostrar su capacidad y madurez pese a no alcanzar cotas importantes. Finalizó su labor en las cercanías ante un astado al que le quedaban medias embestidas. Tras enterrar el acero volvería a atascarse con el verduguillo haciendo que sonara un nuevo aviso. Pese a ello Sevilla le volvió a sacar a saludar como reconocimiento a su sincera y porfiadora labor.