CAMPO BRAVO

La ganadería brava de Castilla-La Mancha enviada al matadero por un saneamiento


sábado 3 febrero, 2024

Cuando una vacada da positivo por tuberculosis en más del 40% de sus animales, ésta tiene que ser sacrificada tal y como establece un inflexible protocolo sanitario.

Toro
Un toro escarba en la arena en un cercado. © Pablo Ramos

Son momentos extremadamente duros para aquellos que se dedican a la cría del ganado bravo, unos ganaderos que vienen sufriendo la dureza de la crisis derivada por la guerra en Ucrania, una pandemia que aún tiene a algunos de ellos tiritando y una inflación que ha subido de forma alarmante los precios de las materias primas. Pero esta situación también viene dada por otros factores que están ahogando a unos ganaderos que no han tenido otra opción que mandar sus animales al matadero.

Las férreas restricciones y unos controles abusivos por parte de las administraciones están llevando a desaliento a muchos criadores de bravo que se han sentido vejados y ninguneados. Este es el caso de Antonio Merenciano Ruperto, ganadero albaceteño del hierro de Hermanos Merenciano Ruperto, al que este portal le ha hecho un seguimiento tras conocer su delicada situación.

“Hace dos años llevé las sesenta vacas bravas que tenía al matadero, y ahora tengo limusín y angus. Los problemas que hemos tenido por sanidad animal han sido la puntilla a la ganadería brava”, explicaba hace unas semanas a este medio Antonio Merenciano, que tenía en sus manos ganado procedente de Marqués de Domecq y Martelilla, dos hierros señeros del campo bravo que también tuvieron que bajar la persiana hace unos años.

“Nos han estigmatizado a los ganaderos. El problema principal es que no hay una legislación para el bravo, y se equipara con el resto de ganado manso, cuando no puede ser. Aunque tengas un árbol genealógico de 100 años, te equiparan con ganado manso, y eso es una pena. De hecho nos han estado matando animales que luego en el matadero nos salían sanos. He mandado vacas a matar incluso de quinta generación”, añadía el criador bravo albaceteño en la citada entrevista.

La de José Montes, otro caso similar, pero en la provincia de Toledo

Toro Echado
Un toro echado en un cercado. © José Joaquín Diago

Otra de las ganaderías que se vio afectada por esta problemática fue la divisa de Bellos Montes, propiedad de José Montes, un ganadero que tuvo que sacrificar la totalidad de su vacada debido a un brote de tuberculosis que afectó a gran parte de la misma. Un golpe muy duro para un ganadero que había formado su hierro con ganado de varias de las divisas más prestigiosas de nuestra piel de toro. “La Culpa la tuvieron tanto los corzos como los jabalíes, los cuales se colaban en la finca para beber en las zonas habilitadas para el ganado, transmitiendo así enfermedades a los ejemplares que teníamos en la misma”, nos explicaba un apesadumbrado ganadero.

Tras dar positivo un número tan alto de animales y siendo declarado ese vacío sanitario, la Junta de Castilla-La Mancha obligó al ganadero toledano a sacrificar la totalidad de sus reses para evitar la proliferación de la enfermedad: “Son momentos muy duros, la totalidad de la ganadería se ha llevado al matadero. Aquí había unas 300 cabezas de ganado y pese a que algunas no dieron positivo, el protocolo obligaba al sacrificio de las mismas”.

Un golpe muy duro para un ganadero que estaba consiguiendo darle su sello a la vacada, pero lo que tampoco podía imaginar sería la indemnización que recibiría por cada cabeza sacrificada: “Nos han dado 700 euros por animal, no compensa el dinero recibido, ser ganadero es mucho más que mirar la cuenta de resultados. Aquí se invirtió mucho tanto a nivel económico como genético” nos comentaba Montes.

Tanto Antonio como José no serán, ni los primeros, ni los últimos, que se vean afectados por una enfermedad que no tiene control cuando tal cantidad de animales salvajes campan a sus anchas de una finca a otra. Muchas veces únicamente les queda rezar a unos criadores de bravo que se ven indefensos ante unas Administraciones muchas veces inflexibles, más si cabe cuando el toro bravo no contagia la enfermedad una vez se utiliza para la alimentación humana.