CAMPO BRAVO

La nueva ganadería brava que Carlos Zúñiga tiene en Madrid ya tiene cartel para su debut


jueves 22 mayo, 2025

Se trata de un proyecto ganadero nacido en 2023 y sustentado en la sangre Domecq. Así, una nueva vacada de bravo asentada en pleno corazón de la sierra madrileña hará su debut el 31 de mayo.

Zuñiga
Dos toros de fondo y, a la izquierda, Carlos Zúñiga. © Pablo Ramos y Luis Sánchez Olmedo

Existen caminos que se establecen a partir de la pasión, mientras que otros son moldeados por la experiencia que da el tiempo. En el caso de Carlos Zúñiga, ambos elementos convergen en un propósito común: la creación de una nueva ganadería denominada El Bibio, en honor a una plaza de toros de gran significado para su familia. El vallisoletano, quien también dirige cosos tan emblemáticos como Gijón, Colmenar Viejo o Palencia, y que aspira a volver a gestionar El Puerto de Santa María, ahora asocia su nombre con el mundo del toro y el caballo, un universo que requiere trabajo, constancia, sacrificio, fe y mucha paciencia.

El 31 de mayo tendrá lugar el soñado debut en público de su ganadería, en una clase práctica que se celebrará en la plaza de toros de Palencia –conocida como Campos Góticos–, marcando así el inicio de un proyecto que lleva varios años fraguándose en su cabeza. En este festejo menor, organizado por la Escuela Taurina de Salamanca, participarán los jóvenes becerristas Adrián Centenera, Jesús de la Calzada, Cayetano López, Jaro de los Reyes, Alejandro Duarte y Sergio Domínguez, “El Melli”.

Toros De Ayuso (23)
Un becerro bravo. © Pablo Ramos

Fundada en 2023, esta nueva ganadería se basa en la genética de una amalgama importante de líneas genéticas, amén de tres sementales provenientes de la vacada gaditana de Núñez del Cuvillo, una de las casas madre del toro contemporáneo, así como en un amplio número de vacas de procedencia Domecq, elegidas de distintas ganaderías como El Freixo, Montalvo, La Ventana del Puerto, Montealto, Loreto Charro, Ribeiro Telles, Conde de Mayalde y Juan Manuel Criado. Sangres seleccionadas con esmero que reflejan una interpretación única de la bravura; aquí, esta cualidad no se negocia y se busca un toro que destaque por su movilidad, clase y entrega.

Un proyecto ganadero que va de la mano con la yeguada del mismo nombre, asentándose ambas en tres fincas situadas en el corazón de la sierra madrileña: ‘La Gamonosa’ y ‘Prado Colmenar’, en Soto del Real, y ‘Los Parrales’, en Colmenar Viejo. Una extensión de terreno que no solo cobija a los animales marcados a fuego con el hierro de la casa, sino que también simboliza el vínculo directo entre el campo y las plazas de toros.

Zúñiga se inclina por una ganadería en continua evolución, una vacada donde cada camada representa una ocasión para progresar en un entorno altamente competitivo. El vallisoletano sabe que necesita tiempo, que este es un proyecto embrionario al que debe dedicarle atención, por eso trabaja con una base genética de gran importancia, procedente de varias de las vacadas más señeras de nuestro campo bravo.

Becerro
Otro becerro bravo recién nacido. © Pablo Ramos

Pese a esa sangre que ya había adquirido en el pasado, en 2024 la ganadería sumó un número de vacas marcadas a fuego con el hierro de Torrealta, incluyendo también al semental Bodeguero, astado indultado en Alcázar de San Juan por Miguel Ángel Perera. Ejemplar que pastará junto a un selecto número de vacas de El Bibio, con la intención de transmitir su importante genética a los animales seleccionados por su criador. El pasado año, Zúñiga adquirió unas quince hembras preñadas El Torero, ampliando su hato de vacas en 2025 con otras veinte vacas y tres sementales de Núñez del Cuvillo, amén de más hembras procedentes de El Freixo y Peña de Francia (Matilla).

Carlos Zúñiga tiene un propósito firme: este proyecto no nace para llegar con rapidez a las ferias, sino para ir, poco a poco, dándole forma y conseguir dotarle de un sello propio a la ganadería. Respaldado por su amplia experiencia como empresario y veedor, y acompañado de un equipo comprometido, El Bibio no es fruto del capricho, sino una declaración de intenciones. Como el torero que funda su propia ganadería para dejar huella, Zúñiga ha estampado su nombre en la divisa como símbolo de una apuesta clara: criar bravura y defender una manera de entender el arte del toreo.

Carlos Zúñiga
Carlos Zúñiga, en el callejón de Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo