Dentro de nuestra piel de toro hay un número importante de fincas y ganaderías que forman parte del patrimonio de un país que nunca le ha dado la espalda a sus tradiciones pese a una corriente que parece querer acabar con ellas de un plumazo. En el sur de Andalucía hay una amalgama de ganaderías y familias que han copado las ferias de mayor fuste desde su creación. Tamarón, Núñez, Bohórquez o Domecq apostaron por la crianza del toro bravo en este punto de la provincia de Cádiz.
Una zona donde también asentó su vacada Álvaro Domecq y Díez quien convirtió a ‘Los Alburejos’ en su cuartel general. Una finca que pocos meses antes de la llegada de la pandemia sería vendida a Nicole Junkermann, emprendedora alemana criada en Marbella y propietaria de la empresa NJF Capital, para la compra de esta emblemática finca de 600 hectáreas situada en el término municipal de Medina Sidonia, lugar donde se encuentra el castillo de Torrestrella (fortificación del siglo XIII que le dio nombre a la ganadería que allí pastaba).
Sería a mediados de ese año cuando la totalidad de los animales abandonarían la citada finca gaditana para asentarse en ‘El Carrascal’. Pese a la salida del ganado de la finca gaditana esta no perdido los lazos que le unen al toro bravo al haberse tentado vacas y probado machos en esta cómoda y confortable plaza de tientas cubierta. Pocas son las plazas de este tipo que hay en la zona, sumándose a ella aquella levantada en la finca ‘Fuente Rey’ propiedad de la familia Bohórquez.
Sería en el día de ayer cuando se encontraron tres astados de la divisa onubense de Gerardo Ortega y el espada peruano Andrés Roca Rey. Debido a las continuas lluvias que se llevan produciendo en las últimas semanas y la no mejoría del tiempo el diestro limeño tomó la decisión de buscar una plaza de toros cubierta cerca de Gerena -lugar donde tiene fijada su residencia- para poder preparar sus compromisos del próximo fin de semana en el coso de la calle Játiva.
“Hoy viajamos mis animales y yo a ‘Los Albuejos’, gracias por dejarnos en este día disfrutar de esta casa que parecía que el cielo y la tierra se juntaban, y al gran Roca Rey” escribía en Instagram Gerardo Ortega, ganadero que hace varias décadas apostó por introducir la rama Guateles en una vacada donde ya estaba asentada la sangre Domecq gracias a la compra que se hizo en los años 80 a Juan Pedro Domecq y Luis Algarra. Dicho hierro también estaba compuesto por sangre del Marqués de Domecq esa que con el tiempo ha ido menguando en detrimento de las anteriormente señaladas.
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