MADRID

El gesto de torero grande que realizó Álvaro de la Calle y que pasó desapercibido el sábado en Las Ventas


lunes 26 mayo, 2025

Álvaro de la Calle, presto en todo momento durante el mano a mano del pasado sábado en Las Ventas, protagonizó un gesto de torero en la lidia del sexto.

Alvaro Calle
Álvaro de la Calle el pasado sábado en Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

El pasado sábado, la plaza de toros de Las Ventas acogía un esperado mano a mano entre dos toreros del gusto del aficionado madrileño: Juan Ortega y Pablo Aguado. Sin embargo, más allá de los titulares y de la deslucida corrida de Juan Pedro Domecq lidiada, hubo un detalle que pasó prácticamente inadvertido para buena parte del público, pero que encierra un gesto de profesionalidad y torería silenciosa: la actitud del sobresaliente Álvaro de la Calle.

El veterano diestro salmantino, con una trayectoria marcada por la constancia y el sacrificio, estuvo toda la tarde presto a cualquier contratiempo. Una imagen concreta, al final del festejo, resume su disposición: mientras Pablo Aguado lidiaba al sexto toro en el centro del ruedo, él estaba situado en el burladero cercano a toriles. De la Calle permanecía en ese mismo punto, atento, con el capote en las manos, preparado para intervenir si era necesario. Un gesto casi invisible, pero que habla de un torero en plena entrega y compromiso con la lidia, más allá de los focos.

Álvaro de la Calle no está anunciado en los carteles de relumbrón de las grandes ferias, pero ha ido escalando con firmeza. Su inolvidable actuación en Las Ventas en el Domingo de Ramos de 2023 –cuando Emilio de Justo cayó herido y él lidió cinco toros en solitario– le valió el respeto de la afición y le abrió las puertas de plazas francesas donde pudo volver a sentirse torero. Desde entonces, ha ido sumando contratos, muchos como sobresaliente, manteniendo viva la ilusión de confirmar su alternativa en el coso venteño.

Ese sueño sigue latiendo en el interior de un torero que ha demostrado que la vocación y la entrega no dependen de los titulares. Lo del sábado fue una muestra más de su profesionalidad callada, de esa torería que se ejerce sin alharacas, pero que cala en quienes saben mirar. Álvaro de la Calle sigue en silencio, atento, esperando su momento con la dignidad de quien ha elegido el camino más duro del toreo.

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