Talavera cuenta con una tasa de paro superior al 20% y cuenta con un cierre constante de tiendas y fábricas que hacen temer por el futuro de la ciudad que a la vez vive espantada de tener un tren bochornoso que hace ir a Madrid una odisea.
Si uno pasea por las huertas se da cuenta del inmenso error que supuso vaciarlas de vida y ya languidecen las vaquerías o cuando no, ya se han caído.
Talavera siempre ha vivido de sus huertas, de su ganado, de su comercio y fue famosa por ser una tierra donde valía de verdad darse la mano para cerrar un trato.
Todo aquello se derrumbó entrando en la ciudad en una crisis y tristeza que afectó a la plaza de toros. Se produjo un éxodo de trabajadores a Madrid y se genera una sensación de hermano pobre en Castilla la Mancha.
Pues bien, es en esta situación cuando uno menos espera que nazca un torero que haga recuperar la ilusión a una ciudad y lo hace con los valores que siempre tuvo Talavera: Campo, sus huertas, el orgullo propio y la ilusión por ayudar a la ciudad.
Tomás ha llegado en una época donde los barrios están recuperando su esplendor, dónde una asociación Fray Hernando da vida a la ciudad como nadie y ha recuperado el Camino de Guadalupe, Carlos luce con orgullo su estrella Michelin tras poner a Talavera delante de la tele a verle ganar Masterchef, Manu Trigueros, Sandra ha sido campeona olímpica y allí han brillado los Cubelos, Alarza…
Talavera está resurgiendo y el sábado 21 quiere tener un motivo más de alegría y de orgullo con Tomás Rufo. El éxito de esta generación de talaveranos tan brillantes es la mejor garantía de futuro para Talavera.