Hablar de José María Manzanares es hacerlo de una máxima figura del toreo, un espada que durante varios lustros mantuvo dicho estatus con temporadas en las que no faltó a las ferias de mayor exigencia y con ganaderías de todo tipo de encastes. El de Alicante saboreó triunfos en cosos tan importantes como Sevilla o Madrid, esta última con tres salidas en hombros en los años 1977, 1978 y 1993. Un espada que como muchos de sus compañeros apostó por la cría del toro bravo, ese que le dio todo y por el que estaban dispuestos a dar la vida.
Sería en 1993, mismo año de su última salida en hombros de Las Ventas, cuando José María Manzanares se haría ganadero de bravo tras adquirir la vacada de Juan Andrés Garzón Durán, vacada que a su vez había sido formada con reses de Santiago Martín “El Viti”, cuñado de éste, de procedencia Atanasio-Lisardo Sánchez. A esa primera compra de anuales del diestro salmantino en 1977 le siguieron otras en 1978, 1980, 1982, 1984 y 1985. Una ganadería que pasaría de pastar en la finca salmantina de ‘Pozos de Hinojos’ a ‘Cerro Teresa’ y ‘Majadas Altas’ en Cáceres.
Con esta compra Manzanares cumplía su sueño de ser ganadero de bravo, ese que otros espadas como Paco Camino, Francisco Rivera “Paquirri”, Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, César Rincón, José Ortega Cano o José Miguel Arroyo “Joselito”, entre muchos otros, también cumplieron lustro arriba, lustro abajo. El alicantino fue poco a poco dándole un toque personal a un ganado que sirvió para su entrenamiento personal de cara a los compromisos de la temporada, una vacada que con el tiempo fue menguando tras una serie de ventas a otros compañeros ganaderos.
Un hierro con una antigüedad del 12 de octubre de 1882; en esos años, en manos de Ildefonso Sánchez Tabernero, hijo de Andrés Sánchez de Terrones, ganadero que crearía este legendario hierro a principios del siglo XIX con reses de diversas procedencias. Un hierro que en manos del citado Ildefonso se ampliaría con una punta de vacas de Gaviria y sementales de la viuda de López Navarro. A su muerte pasó a su viuda doña Carlota Sánchez y posteriormente a su hijo don Juan Sánchez de Terrones. En 1920 adquirió la mitad de la vacada de don Juan Contreras, formada con reses de doña Tomasa Escribano.
En 1951 fue adquirida por don Manuel Francisco Garzón, el cual ya había empezado su aventura de bravo a mediados los años 20 del siglo pasado, con reses de Contreras, ganadero que cedió el testigo de su vacada en 1976 a su hijo don Juan Andrés Garzón Durán, ganadero que como contamos en las líneas superiores acabó formando su ganadería con animales de El Viti antes de su venta en 1993 a José María Manzanares.