Muchos matadores de toros han tenido la firme intención de hacerse ganaderos de bravo. Ese es el caso de José Antonio Morante de la Puebla, quien hace varios lustros creó un hierro con un sello muy particular con la intención de herrar animales en un futuro. El tiempo pasó y quizás el de La Puebla del Río no vio claro tal paso, decidiendo posponer su sueño más adelante. Tanto en su coqueta finca junto al Guadalquivir como en la utrerana de Malvaloca ha tenido ganado, únicamente para su entrenamiento personal, algo que hacen muchos de sus compañeros.
El hierro de la M, también fue utilizado en sus redes sociales y en alguna campaña de publicidad, algo que ha quedado sumido en el olvido al no necesitar José Antonio más escaparate que el suyo propio. Un hierro bajo la denominación de «MORANTE DE LA PUEBLA S.L.» que está inscrito en la Asociación de Ganaderías de Lidia con su ex picador Cristóbal Cruz Ramírez -la pasada temporada ya no lo acompañó- como representante, algo que llama poderosamente la atención.
El hierro de Pérez de la Concha, el que usará Morante para su nueva ganadería de encaste Núñez
Pese a no tener un uso más allá de decorar la fachada de su finca y los burladeros de la plaza de tientas, sí tiene una gran carga sentimental para el espada cigarrero. Ahora, con el paso adelante dado por José Antonio, el hierro de Pérez de la Concha pasará este a tener una importancia mayor que el anteriormente citado. Un proyecto que comenzará con vacas y sementales de origen Núñez, concretamente de la ganadería de Alcurrucén comprado a la familia Lozano.
Una adquisición que no ha sido fácil al tener que ser miembro de la RUCTL para pujar a sobre cerrado. Para ello fue clave la intermediación de Fermín Bohórquez, amigo personal del torero y miembro de pleno derecho de la Unión. Una compra que una vez realizada permitió al diestro sevillano adquirir un hierro de gran solera en el campo bravo, una ganadería que le dio fuste al encaste Santa Coloma y donde se puso por primera vez cuando era un chiquillo que no levantaba dos pies del suelo.
A Malvaloca llevará el ganado de Alcurrucén para que sus nuevas crías sean marcadas a fuego con el hierro de Pérez de la Concha. Un proyecto ganadero que ilusiona sobremanera a un espada que tenía entre ceja y ceja adquirir un hierro con gran historia, ese que creara en 1823 Joaquín de la Concha y Sierra, el cual tomó antigüedad -aún en las manos de este- el 9 de septiembre de 1850 en la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, un coso que durante 125 años (1749-1874) fue la plaza de toros de la ciudad de Madrid.