MADRID

El pasado de ‘Milhijas’, el bravo toro de Victorino premiado con el pañuelo azul en Madrid


lunes 16 junio, 2025

El ganadero afincado en tierras cacereñas ha hablado en el programa La Divisa sobre el bravo animal premiado con el pañuelo azul este domingo en Las Ventas.

Victorino Milhijas
El sexto de Victorino Martín ayer en Las Ventas y, a la izquierda, el ganadero. © Luis Sánchez Olmedo

Pasaban varios minutos de las nueve de la noche cuando Borja Jiménez tomaba la tizona (espada) para entrar a matar al sexto toro de la tarde, ayer, en la primera plaza del mundo. El sevillano había cuajado, de principio a fin, a un excepcional animal de Victorino Martín que llevaba por nombre Milhijas, un ejemplar serio y encastado que sacó fondo y clase en los trastos de Jiménez. Pese a las dudas que venía arrastrando el sevillano en la suerte suprema —peca de ponerse excesivamente lejos—, en esta ocasión sí fue capaz de enterrar el acero al primer intento.

Las Ventas se pobló de pañuelos para premiar la gran actuación de Borja, amén de las virtudes de un ejemplar que ya queda en los anales de la historia de esta plaza. El de Espartinas se superó en el sexto con una faena soberana: más reunido de cara, enseñando las palas, pero con viga y cuerpo. Descolgó ya de salida; se percató Borja de las cualidades del cárdeno, y, tras un breve tirón para situarse entre las dos rayas, se puso a torear directamente con la zurda, se podía leer en la crónica de José Miguel Arruego en este medio.

Rugió la plaza tras ver torear de repente de manera tan auténtica. Tan largo el trazo y tan roto el torero. Todo muy por abajo, muy sometido. De una gran intensidad. Faena de apuesta, como toda su temporada. Como toda su carrera. Descrita casi exclusivamente al natural. Nada le sobró ni le faltó. Precioso el cierre con la pierna flexionada. Se perfiló lejos pero agarró la estocada. Cayó “Milhijas”, cayeron las dos orejas y la vuelta al ruedo para el de Victorino. La vuelta al ruedo en hombros fue un apoteósico deja vù de hace siete días. Y también, en cierto modo, un revival de los ochenta.

Victorino: «La corrida no rompía, pero al final rompió y aquello acabó en apoteosis»

Puerta Grande de Borja Jiménez y Victorino
Borja Jiménez y Victorino por la puerta grande. © Luis Sánchez Olmedo

Tras el triunfo de toro y torero en la primera plaza del mundo, Pedro Javier Cáceres contó con el testimonio de Victorino Martín en su programa La Divisa. El ganadero explicó cómo había escogido la corrida para una cita tan importante dentro del calendario taurino: “Elegí seis toros para que la corrida fuera lo más pareja posible y para intentar buscar el éxito; era una tarde de mucha trascendencia. Y salió, igual que otras veces no sale. La corrida no rompía, pero al final rompió y aquello acabó en apoteosis”, explicaba.

“La corrida estaba muy entipada en el toro nuestro, con toros cornipasos, musculados, cuajados y con trapío. Ese ha sido nuestro toro de toda la vida, aunque últimamente se le pide al toro algo que está fuera de lo lógico y que perjudica al espectáculo. Hay que agradecer la entrega de los tres toreros, pero sobre todo cómo estuvo Borja Jiménez con ese sexto toro”, recalcaba el ganadero afincado en tierras cacereñas.

Un toro bravo que encontró delante la firmeza de un espada que alcanzó su tercera Puerta Grande en Madrid, la segunda con toros de dicha vacada: “Hubo mucha tensión, hubo mucha verdad y mucha exigencia en el ruedo. Nadie perdía un instante ni parpadeaba, porque sabía que, si parpadeaba, se podía perder algo. Y si hay una cosa que está clara es que lo importante de un espectáculo es cuando existe la conjunción, y eso al final ocurrió”.

Sobre la reata de este animal premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre también se le preguntó a Victorino Martín: “Es de la familia de las Milanas. Ya tenemos toros de vuelta al ruedo en Madrid, como el toro Milanero, que lo lidió Esplá; otro toro que le salió a Capea; y otro toro que murió en el Batán, también era de esta familia”, concluyó el ganadero.

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La media de Borja Jiménez a ese toro. © Luis Sánchez Olmedo

Se trató de un toro excepcional, un animal premiado con la vuelta al ruedo que convenció plenamente a una afición que esperaba un triunfo así por parte de un hierro que es cabeza de león, tanto en este ruedo como en aquellos cosos donde se anuncia. Un ejemplar de extraordinaria bravura y clase, premiado justamente con el pañuelo azul por parte del usía. Al igual que se hace con los caballos de carreras una vez que estos han pasado en cabeza la línea de meta, los toros bravos merecen ese justo premio que se ganan en el ruedo.

Madrid fue justa con toro y toreo; supo reconocer la gran faena del sevillano y la excepcional bravura de un animal que, posiblemente, en otra plaza —incluso de primera categoría— habría vuelto al campo como semental de la ganadería. Pero hacer comparativas entre vacadas y tipos de bravura sería un error. Si bien es cierto que, 24 horas antes, en Marbella —¡ojo!, plaza de tercera— se hicieron las cosas mal, esto no significa que no se pueda premiar con la vida la bravura de alguno de ellos.

Está claro que hay que cortar de raíz los excesos, frenar una oleada de indultos a todas luces excesivos, y eso es precisamente lo que ha hecho en más de una ocasión un ganadero como Victorino Martín. Sin ir más lejos, la temporada pasada dijo “no” a perdonarle la vida a un toro de su casa en Osuna: “Es un toro que no sirve para echar a las vacas; le falta cara, le falta trapío. Cuando se indulta un toro es para echarlo a las vacas, y este a mí no me valía. Enhorabuena al torero, Ferrera estuvo sensacional, el tono me ha encantado, pero no me valía”, comentaba Victorino Martín a los micrófonos de Canal Sur.