Hace dos semanas, el torero peruano Andrés Roca Rey publicaba en sus redes sociales una imagen La Casa de Manolete Bistró, un restaurante que mantienen la esencia de la vivienda donde residió Manuel Rodríguez ‘Manolete’. Allí Andrés quiso hacerse una fotografía en un lugar emblemático de la casa, allí donde el propio torero cordobés se retrató hace casi un siglo.
La foto tenía un mensaje: «Maestro, aquí al lado suyo…. en su ciudad, en su casa y esta tarde en su plaza! #Manolete #Admiración #Respeto «con el cual rendía su pequeño homenaje a un torero que ha sido un referente para el torero limeño. Pero el mejor homenaje vino horas después en el Coso de Los Califas, allí pasearía un total de tres orejas en una tarde de gran rotundidad, saliendo por la Puerta de Los Califas.
Córdoba acababa rendida a un torero que en pleno siglo XXI busca llegar a los públicos como ya lo hizo Manolete en los años en los que estuvo en activo. Dos toreros que salvando las distancias de los años buscan el mismo objetivo, el de convertirse en referente para el toreo de su época y pasar a la posteridad. Manuel ya lo hizo, no porque muriera en la plaza, si no por todo lo que dio al toreo.
Andrés aún es joven y le queda muchísimo por delante, el tiempo dirá si llega a las cotas del torero cordobés, algo que no está al alcance de muchos. Roca dejó por tanto su impronta en una ciudad tan taurina como Córdoba, la cual no pasa por sus mejores momentos pero que sin duda sigue apostando por la fiesta de los toros. Andrés le tiró un guiño a la figura de Manolete y a su afición, primero con su publicación en redes y luego con su incontestable triunfo en la plaza.
El año que viene a buen seguro volverá a su feria para volver a reencontrarse con una afición que ve reflejada en su persona a ese torero de figura vertical, zapatillas sentadas y toreo poderoso que ya en su época realizó un torero genial como era Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como Manolete.