MADRID

Las incongruencias de un sector de Madrid: Luis Gerpe se juega la vida y le protestan la vuelta al ruedo después de pedirle la oreja


domingo 27 abril, 2025

El toledano Luis Gerpe se había jugado la vida con el animal, y este sector le protestó la vuelta al ruedo que dio después de pedirle la oreja.

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Gerpe camino de la enfermería. © Luis Sánchez Olmedo

Las incongruencias de un sector de Madrid protagonizaron el quinto capítulo de la corrida de Saltillo esta tarde en Las Ventas. El toledano Luis Gerpe se había jugado la vida con el animal, y este sector le protestó la vuelta al ruedo que dio después de pedirle la oreja. Así lo hemos narrado:

El quinto de esta tarde en Las Ventas se afanó en morrar en lugar de embestir y en quedarse tirando cornadas en el embroque y no pasar hasta acabar el viaje. Empujó con las manos en el peto -y con el morro- a donde llegó en la distancia pegando regates para coger por el pecho al caballo y tratar de derribarlo a base de que caminase para atrás. Otro pájaro vestido de gris, que le echó mano en banderillas a un valeroso Joao Pedro que le quiso dejar un par con gallardía. Por eso lo inició doblándose con él Gerpe, y tapándole la cara al toro para tirar de la arrancada casi tapándose la suya para que no le echase mano. Firme, decidido, consciente del peligro y, aún así, entregado a torear, mientras algún iluminado se ponía de parte del bicho. Hasta que terminó por echarle mano en una remontada tras el muletazo, la única vez que no anduvo vivo para perder el paso. Aparentemente sin herida grave, volvió a la cara Luis y se enterró en la arena para que fuera o triunfo o sangre, sin medias tintas, mientras le pasaban los pitones por el chaleco y por la hombrera. Y el toro tirando navajazos aviesos, buscando pecho en lugar de trapo, hasta la estocada final, hasta la gamuza, y con ella encima todavía puso en apuros a los banderilleros, siempre queriendo echar mano. Por eso no es de extrañar que incluso salieran pañuelos pidiendo la oreja, que finalmente no se concedió, mientras se iba el toro entre una cerrada ovación.